Lléname
del aire que respiras,
del
que sale de ti y de tu aliento,
Lléname
de cumplidos,
de
adjetivos y de halagos lentos,
Lléname
de todo aquello
en
lo que aunque no creas,
me sirva
de alimento,
Lléname
de ti aunque sea
solo
por un vago tiempo.
Lléname
sabiendo
que
no es mío el cargamento,
Lléname
de sobras y de más,
de lunas y de vientos.
Lléname
de lo prohibido sin lamentos,
Lléname
del mundo,
del
viejo y del que espero.
Lléname
de promesas
que no se lleve el viento,
Lléname
de otros mundos de muy lejos.
Lléname
de salmos, de poesía y de gracejos
Lléname
de palabras dulces
y pícaros pensamientos.
Lléname,
que estoy en el vacío del sentimiento de lo incierto
Y
no sé nada, ni oigo ruido, ni oler puedo,
Que
no sé si estoy viva o ya he muerto,
Y
solo tú puedes despertarme
de este eterno sueño.
Sólo
tú abrir mis ojos,
sólo
tú cerrarlos de nuevo.
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