Hoy
es tu cumpleaños y el mío, de alguna forma. Llegaste a mi vida como un torrente
de felicidad e ilusión. Llegaste para quedarte siendo tan tú que apenas te
entendías con el resto.
Has
sido sobresaliente en todo, pero lo verdaderamente importante es que sobresales
amando, entendiendo, compensando, arropando. Lo infinitamente memorable es tu
capacidad de escuchar, tu observación inmensa dentro de esos enormes ojos que
todo lo ven. Pero sobre, todo tu compasión infinita para el que sufre y contra
los que revientan la moral a base de justificar una ilegalidad que pretenden
hacer practicable.
Te
importa el dolor de los demás, lo suficiente como para entregar tu vida a
conciliar gentes, pueblos, personas más allá de las fronteras…y con ella de la
mano; tu amor persa, tu sueño hecho realidad. Un pedacito de historia que ha
calado en tu corazón con la misma fuerza que lo llevas en tu piel.
Estás
destinado a ser un eslabón, nunca perdido, de un nuevo tiempo. Una era en la
que todo de la vuelta. En la que unos pocos amantes del amor sepáis
transmitirlo al resto. Donde todo sea diferente y en la cual, ser de aquí o de
más allá no sea motivo de diferencia. Ni el color de la piel, ni lo distinto de
las palabras, ni lo extraño de las costumbres.
Un
nuevo tiempo en el que se haga realidad el sueño de un mundo mejor donde la
comprensión se extienda como un maravilloso virus que a todos transforme.
¡Feliz
cumpleaños mi niño del alma!
El
mundo te espera, mientras yo te estaré esperando también desde la ventana de tu
habitación como si regresases del colegio a la hora de comer.
Todo
mi amor contigo.
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