Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 23 de enero de 2017

EL LENGUAJE NO INVASIVO ( Un libro muy interesante)



La herramienta humana por excelencia de relación y comunicación es el lenguaje. En su esencia, es una de las mejores y peores formas de acercase a los demás para propiciar o demoler las relaciones.

Somos violentos con él, muchas veces. Agredimos, increpamos, juzgamos y reprochamos, consciente o inconscientemente. Y todo ello tiene un origen común. No escuchamos y si lo hacemos nuestro objetivo es responder para imponer nuestra verdad, no para comprender la del otro.

Hay dos pilares fundamentales para relacionarnos compasiva y comprensivamente con el resto. Cualidades que pedimos a los demás pero ejercemos poco.

Una de ella es la expresión sincera desde el corazón y otra la escucha empática y sosegada.

Dejar hablar. Comprender lo que quieren decirnos. Observar sin juzgar y condenar. Analizar los sentimientos que provoca en nosotros esa comunicación. Ver las necesidades que genera en nuestro interior y realizar peticiones en función de ello.

Solemos ser impetuosos en las respuestas. 

Desde mi propia experiencia trabajo conmigo misma por serenarme en la escucha. Tengo un defecto profesional que dificulta, en muchas ocasiones, que la otra persona tenga el tiempo necesario para comentar lo que quiere. Explico demasiado y lo hago impulsivamente. Por ello,  estoy leyendo un magnífico libro llamado “La comunicación no violenta” (Marshall B. Rosenberg).

Este concepto es sinónimo de la “Comunicación compasiva”. Expreso con sinceridad. Recibo con empatía y comprensión. 

Analizo mis sentimientos, asumo mis necesidades y realizo peticiones sobre lo que realmente me sucede.

Debemos escuchar más y ser más sincero con lo que nos sucede ante lo que escuchamos. A veces, por no dañar al de enfrente generamos una lucha interna de alto coste para todos o lo contrario, hablamos sin valorar que la sinceridad puede confundirse con la grosería o la agresión.


La forma en la que hablamos, los gestos, las miradas y la disponibilidad con la que nos coloquemos frente al otro van a ser claves a la hora de gestionar las relaciones y mejorarlas.
Dar oportunidad al de enfrente de explicarse, pero también darnos la ocasión de comunicar lo que nos pasa. 

No dejarlo dentro. Hacerlo con suavidad pero con contundencia. El otro tiene derecho a saber por qué reaccionamos de una forma u otra. Tú tienes el deber, ante ti mismo, de decir cómo te sientes y qué necesitas.

Una forma simple de sentirnos bien sin llevar a cuestas la mochila de las palabras no dichas o de las que se escaparon sin control.

Feliz comienzo de semana.


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