“…Cuando nos atrevemos a salir de nuestra
comodidad podemos alcanzar todas las metas que nos proponemos, porque fuimos
creados para alcanzar las alturas.”
Aunque quisiera pasar de puntillas o hacer oídos sordos diciembre es tan potente en mi vida que no hay un lugar en el mundo donde poder huir y hacer como si nada.
No, no hay forma de escapar, son muchos los diciembres que he tratado de esquivar y no me ha servido de nada.
Ahora ya sé que es mejor para mi alma abrirle la puerta, sin brusquedad, despacito, y, en vez de darle la espalda, recibirle y acomodarle con amabilidad.
Primero entra con suavidad la nostalgia. Su presencia es ligera, es una emoción discreta que suele pasear por casa sin hacer ruido.
De repente, con dulzura me coge de la mano y me sugiere, por ejemplo, que pasemos la tarde juntas, en el sofá, mirando fotos de cuando los niños eran pequeños… tropiezo con la carita preciosa y risueña de Jaume, antes del golpe seco y los ojos siempre brillantes de Ignasi y regreso, sin darme cuenta, a la vida de antes. Poco después es fácil que llegue la tristeza; honda, contundente, profunda, tan vieja como la propia Tierra.
Con la tristeza de diciembre al lado la imagen de Ignasi, mi hijo muerto, desata el llanto contenido durante siglos.
Por suerte, las lágrimas tienen el don de limpiar el alma y sosegar el corazón.
Entonces, vulnerable y frágil, es cuando enciendo una velita y me digo a mi misma: “Ya está diciembre aquí. Me voy a dar permiso para sentir con amor lo que venga”.
Es la única forma que conozco de trascender el dolor y el miedo. Aceptar lo que siento y agradecer todo lo bueno que tengo no solo me sostiene, me inunda de una alegría serena, me conecta con la esencia, esa chispita de amor que todos llevamos dentro capaz de transformar la oscuridad en luz. Por eso, porque es diciembre propongo abrir de par en par las puertas de la vida y sostenernos con cariño.
Para conseguirlo vamos a tener que dejar de lado el orgullo y perdonar tanto como sea necesario hasta sentirnos en paz.
( Fuente: MERCÈ CASTRO PUIG
LIBROS: "VOLVER A VIIVIR" Y "PALABRAS QUE CONSUELAN")
Conciliarse consigo mismo es conectarse con el Espíritu Universal...y Diciembre siempre ha sido la época del sol que nace, el Espíritu que se renueva, en nosotros y en el universo cercano.
ResponderEliminarTus palabras denotan esa paz que solo obtienen las almas conciliadas, en paz y en gran armonía.
Un abrazo cálido como el Nuevo Sol de Invierno que acaba de comenzar.
Orange
Cálida bienvenida a la conciliación del espíritu universal !! hemos comenzado este solsticio de invierno con el corazón tierno y el llanto a flor de piel!. Es un modo de comenzar de nuevo!***
ResponderEliminarEste nuevo Sol que nos ha dejado entrever la ternura del corazón y su vulnerabilidad, deseo que ilumine y caliente durante todos año que viene sobre todo el espíritu que contiene la inocencia de Todos y cada uno de nosotros.
ResponderEliminarQué bella palabra Xara: "Inocencia"...es un estado rpodigioso donde todo parece posible, donde nada parece peligroso, donde nos encontramos sobre el regazo de la felicidad.
ResponderEliminarSí!!! que los cálidos rayos de sol protejan la inocencia que quede en neustro corazón!***