No
todo es consciente. No todo es recuerdo. No todo está activo en la capa
superficial de la conciencia y la percepción. En realidad, nuestra mente es un
iceberg. Un leve saliente sobre una superficie que guarda bajo sí todo un mundo
que no se hace presente pero que silenciosamente actúa. Interviene en la toma
de decisiones, en las impresiones primeras, en la forma y el modo de responder
a los estímulos.
Es
inmensa la parte de nuestro yo que no vemos, que no sentimos, que no escuchamos
y que por ello ignoramos. Pero más allá de lo que apreciamos a cada instante,
más lejos de lo que somos capaces de recordar nos aguarda todo un mundo repleto
de conciencias colectivas de la especie, de vivencias impresas en la matriz del alma, de razones que sin saber que
existen, actúan.
Lo
único que nos puede reconectar con ese sustrato infinito de imágenes impresas,
de emociones estampadas en la matriz del alma es la intuición.
La
clarividencia de la intuición nos funde con la sagacidad de retroceder en un túnel de sensaciones que por sí mismas
implican un conocimiento certero.
Uno
no sabe por qué tiene certezas en sí mismo cuyo peso se va diluyendo en forma real
paulatinamente, demostrándonos que lo que intuimos se cumple. Es como si
fuésemos depositarios de una sabiduría ancestral ligada a la misión que aquí
tenemos planificada para cada uno.
Yo
tengo en mí muchas seguridades que sigo sin dudar. Sé que vienen de dentro. Sé
que me guían. Sé que debo seguirlas. Y lo hago.
Fíjate querida Flor y Nata como podemos mediante la capacidad de recordar vivencias llegar a sentir y experimentar placeres pasados e inclusive terrores olvidados; nuestro amigo Freud basó su técnica en esa capacidad innata del ser humano de reconstruir pasajes placenteros o terroríficos de nuestro "olvidado" pasado.
ResponderEliminarUna herramienta muy útil para nosotros los soñadores del mar que con solo detenernos a observsarlo en las noches de luna...podemos reconstruir a eros o a presentir a tanatos.
Saludos cariñosos y abusando de tu generocidad y espacio a Zarai a quien envío un besito pequeñín.
Orange