Es
posible que hoy te encuentres experimentando alguna situación estresante o
complicada y que te sientas encerrado en ella, sintiendo que la única salida
que tienes es un milagro. Quizás estés mirando al cielo diciendo: “¡necesito un
milagro!”.
La
buena noticia es que los milagros existen y de hecho, tú has sido gratamente
bendecido con muchos de ellos en uno o varios momentos de tu vida. No creo que
exista alguien que no haya experimentado esa maravillosa sensación de
encontrarse con la solución a un problema determinado que no sabía cómo
resolver, en el momento menos pensado y por la una vía que no había imaginado.
Son
esas situaciones que parecen haber venido del cielo, las que te parecen obra de
un golpe de suerte, cuyos beneficios te hacen sentir un gran alivio y que
comentas feliz y orgulloso a tu familia y amigos.
Estos sucesos que
parecen estar desconectados de ti, han sido una obra tuya. Es posible que sin
haberte dado cuenta de tu conexión con la energía del universo, hayas generado
el momento perfecto de alineación entre tus acciones, tus pensamientos, tus
emociones y tus expectativas, de tal manera que el milagro se concretó.
Al
no estar consciente de todo el proceso, crees que se ha tratado de una
casualidad desconectada de ti, un gran golpe de suerte, que no esperas volver a
repetir. En este caso no has tomado conciencia de tu alineación, no la has
realizado en forma consciente y no te sientes dueño de ese poder de creación de
sincronicidades del que siempre eres poseedor.
Aquel
que no se ha percatado de este poder, seguirá intentando crear sus
circunstancias de una manera menos enfocada y al ver que no vuelve a generar
las circunstancias que espera, cae en un estado de conformidad, decepción y
hasta frustración e impotencia, sin entender qué es lo que sucede. Observará
como otros consiguen avanzar y puede llegar a sentirse distinto, no bendecido o
que algo no anda bien en el.
Cuando
simplemente esperamos aceptando las miles de posibilidades que existen, cuando
aceptamos que somos merecedores de aquello que visualizamos y alineamos todo
nuestro ser a ese objetivo, éste se convierte en realidad de una forma muy
rápida y fácilmente. Podemos decir que todo resulta muy sencillo.
Ahora, yo estoy
esperando uno. Trataré de alinear pensamiento, deseo, corazón y entendimiento y
con ello formar el más poderoso pilar sobre el que colocar mi milagro.
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