Muchas veces el sol brilla
fuera y hasta nos da rabia que así sea. Uno quiere verse acompañado en su
estado de ánimo por el clima exterior. En ocasiones, no anima que todo sea
cálido mientras nosotros sentimos frío porque esa calidez parece que incluso incrementa
lo que quema por dentro.
También, a veces,
parece que todo nos molesta. Los comentarios de los demás, los estados de
felicidad cuando no son nuestros, las risas abiertas en labios de otros, la
ilusión que se proyecta como metas ajenas…y un sinfín de bondades que parecen
lo contrario cuando a nosotros nos han abandonado.
Lo peor de todo es
que esto suceda sin motivo aparente. Entonces debemos pensar qué va mal, qué
nos sucede y si de verdad, aunque no sea manifiesto, no hay un motivo o varios
para encontrarnos así.
Nada pasa porque
sí, ni siquiera nuestro mal estado de ánimo. Todo tiene una razón y darnos
espacio y tiempo para encontrarla he de ser nuestro objetivo porque si nosotros
estamos mal todo alrededor lo estará.
Hay momentos que
deben ser de espera. Estamos acostumbrado a la prisa, a que siempre sucedan
cosas, a empeñarnos con esfuerzo en metas y objetivos que nos sobrepasan, a
querer llegar y no poder, a intentar ser siempre los mejores, a tener la cota
de estima alta y mostrarnos maravillosos para resto…a tirar del carro de los
otros que están cerca, a darlo todo incluso dejándonos de lado. Y eso tiene un
precio. Un alto coste que comienza por el desfondamiento propio.
Cuidamos de todo y
a todos, pero ¿quién nos cuida a nosotros?.
Hay ocasiones en
las que simplemente uno tiene ganas de ser buscado, de que sobre él caigan
caricias no pedidas, halagos espontáneos injustificados, atenciones sencillas
en la que se nos demuestre que importamos, que nos cuidan y que están pendientes
de nuestra felicidad como nosotros nos esforzamos por hacer felices a los
demás.
Hay momentos en
los que uno quiere sentirse importante para otros porque aunque se sepa de
antemano que es así, nunca se sabe del todo hasta que no volvemos a escucharlo
de los labios de quien importa.
Cuando el sol
brilla, anuncia de cualquier forma…que aunque haya tinieblas en el interior,
sus rayos están dispuestos a inundar todo de luz. Abramos puertas y ventanas,
dejemos pasar el calor y el brillo de
éstos…algo nos aliviará hasta que encontremos el primer rescoldo del fuego que
vuelva a encender nuestro entusiasmo.
No me gusta escuchar que el sol no alumbra dentro de tí...cuando ese sol lo sentimos todos los que te admiramos, lo que bebemos de tu fuente inagotable que emana de él.
ResponderEliminarLa frustración es un sentimiento natural en nuestro tiempo en donde la conveniencia, el "sálvese quien pueda" y el egoismo son los valores mas comunes.
Fuerza..! ni un paso atrás ni para tomar impulso!
...!
Tus palabras me recuerdan los sendos y profundos poemas de Alma Fuerte...gracias amigo Atlante!!!***
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