A
veces nos pasamos esperando mucho tiempo a que pase algo. La vida se vuelve rutinaria y gris y parece
que nos va a matar la rutina de hacer siempre lo mismo en los mismos sitios y con la misma gente.
Sin
embargo, la tónica general es que la vida se quede como está antes de empeorar
porque cuando llegan noticias que alteran nuestra vida casi nunca son
extraordinarias.
He
aprendido a tomar con calma hasta lo malo. Prefiero pensar que es un mensajero
que me trae una enseñanza encerrada en una cajita. Mi misión se vuelve entonces
levantar la tapa y quedarme quieta a ver qué pasa. Muchas veces cuando
recibimos una mala noticia, la mente cabalga tan rauda y veloz que termina por
ser un castillo de malos sucesos aún sin ocurrir. También la vida me ha
demostrado que no hay que dibujar lo que va a venir antes de que pase porque
muchas veces en nada se parece con lo que ha de ocurrir.
La
solución siempre está inmersa en el problema, pegadita a él y en su fondo. Hay
que sopesar lo que llega malo y las bondades que lo acompañan, aunque no
logremos verlo en un principio. Porque realmente hay muy pocas cosas
importantes que tengan valor definitivo. Muy pocas. Y a ellas hay que atender.
El resto puede esperar en una sala anterior a la desesperación y cercan a la
esperanza.
Cuando
lleguen noticias que no esperamos y que menos aún queremos, parémonos.
Preguntemos a nuestro guía interior qué tenemos que hacer y estoy segura que la
respuesta llegará para alentar nuestro paso.
¡Que gran palabra esperar¡ Con el tiempo aprendes que casi que es el remedio para todo,unas porque no te queda de otra y en otras,porque la solución llega cuando menos lo esperas.
ResponderEliminarPero casi que este tipo de sabiduría te lo da lo edad y la escuela de la vida ,y no un Master en Harvard Massachussest
Escarlata es cierto! a veces la única solución es esperar porque tendemos a querer soluciomar todo con rapidez y en tantas ocasiones la solución la trae la propia vida...ella siempre resuelve!!
ResponderEliminarUn abrazo!