Está
muerto, dijo la gente,
Que conocían el sentimiento.
Se alegraban por ello,
el diablo y lo muerto.
Yo, mariposa de cristal quiebro,
Lloré amargamente su entierro.
Siguió la gente, comiendo y riendo
Junto a la máscara del muerto,
Mientras la pena detrás se iba
De aquella historia eterna y sin tiempo.
Que ya no es quien conociste tan tierno
Que es el de antes,
quien era en otros tiempos
En los que nunca quisiste verlo.
Mientras escuchaba esto,
Lloraba y lloraba por aquel entierro,
Hasta que comprendí lo sucedido,
Que habías venido a ser mi espejo
Y que allá dónde tú mires
Me verás a mí y yo te estaré viendo.
En este espejo mágico engolado de sueños,
En la misma cara del cristal quiebro,
Donde verás los mil pedazos
De tus secretos susurrados por el viento.
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