Porque el cielo no es nada
que exista en ninguna parte,
sino en el amor ajeno al tiempo,
porque el infierno existe sin remedio
en cada traición que nos hacemos,
porque el universo nos acoge
de cualquier modo
sin preguntas ni denuedos,
porque la muerte no es nada más
que una puerta sin freno
hacia un siempre eterno.
Porque en lo sencillo y lo tierno
Encontraremos las respuestas
Que atormentan al pensamiento.
Porque el cielo está dentro, muy dentro,
Del melocotón color caramelo,
Y de la risas sinceras
en una tarde lloviendo
o en la cáscara amarga,
del amargo silencio.
Porque siempre gana el bien
Sobre lo mal que lo hacemos.
En la memoria del ser supremo
Tendremos un hogar
Más allá de fechas en el tiempo.
Porque el cielo que esperamos
No está arriba…
Que está dentro.
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