Me
fascina el efecto “navideño” de emprender la batalla por ser quien más y
mejores deseos lanza a familiares, amistades o conocidos. Y me sorprende tanto
porque la vida después es otra cosa. Se terminan las Navidades y todo vuelve a
su cauce, es decir a la vida normal donde la gente no es tan amable, ni se
entrega a bondades desde lejos, ni se
envía mensajes tan tiernos y dulzones.
Después
de Reyes se produce una transformación en todos. Es como si entrásemos en una
dimensión diferente a este tiempo, un mundo paralelo que se nos olvida muy
pronto. Un paréntesis del que en realidad estamos deseando salir porque nos
obliga a manifestar unos sentimientos, muchas veces, construidos
artificialmente que parecen no tener fin.
El
término de este periodo es un alivio. Una vez satisfechas las primeras ganas de
abrazos y besos, de mensajes que llenan el teléfono, de regalos meditados e
improvisados, comidas excesivas y nostalgias dormidas, solo nos quedan las
risas y las ilusiones de los niños, donde les haya. Y aún eso cansa.
Lo
cierto es que estamos hechos a las rutinas. A los hábitos que nos instalan en
lo conocido. A nuestros malos humores, de vez en cuando, e incluso a nuestras
soledades deseadas.
Lo
cierto, también, es que estamos deseando meter en las cajas los adornos que muy
pronto se vuelven ridículos nada más que ha pasado el día de Reyes.
Aunque
creamos por unos días que la vida es de otra forma sabemos que no es así,
aunque nos gustaría vivir un mundo distinto pero que nos rodease sin tener que
esforzarnos en construirle. Algo así como la Navidad que termina. Hecha ya
desde que hemos nacido y a la que solamente tenemos que acoplarnos.
Acabamos
de comenzar otro año. Uno especial, sin duda. Al menos lo fue hace 100 años.
¿Quién puede decirnos que no lo será también ahora?.
Lo
comenzamos con esa esperanza pero sin olvidar que, en gran medida, depende de
nosotros, de cómo interpretemos lo que nos sucede y de la solución o la
respuesta que demos a ello.
El
resto queda al azar; un destino que cumpliremos queramos o no.
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