Inevitablemente
sentimos alguna nostalgia al terminar el año. Posiblemente haya sido un año
lleno de sorpresas o tal vez, un año plagado de desencuentros o fatalidades o
quizás un año donde algo sorprendente y definitivo se haya instalado en tu
vida.
Tenemos
un escudo efectivo, una herramienta que no falla cuando nos ponemos a valorar
lo que ha sido el 2019 y es pensar que todo pasa por y para algo. Que
realmente, estamos en el lugar y el momento que debemos estar y que si algo
bueno nos espera lo hará sin cambiar su rumbo porque es para nosotros.
Estamos
frente a una filosofía de lo positivo que nos ayuda sin duda; si no lo hiciese
esta corriente de autoconfianza en uno mismo lo haría nuestro cerebro por nosotros
y es que éste siempre quiere ayudarnos.
Ante
una situación difícil nos ayuda
adaptarnos, ante una desgracia nos ayuda a adormecer el dolor o
mitigarlo enfocándonos en otras perspectivas; ante una gran felicidad nos
coloca ante lo mejor de lo que esperábamos. La vida, de alguna forma nos da la
mano aunque parezca que nos empuja, en otras ocasiones.
Mi
número favorito es el 9 y lo es porque con él me han sucedido muchas cosas;
buenas y malas o siempre buenas, según se mire porque lo que en ocasiones parece
que está en nuestra contra a la larga se convierte en nuevos caminos que nos
llevan a sitios mejores.
Este
año también ha marcado mi vida. Uno más, sin duda, porque no sabemos en qué
momento llegan los cambios, ni cómo esas diferencias incidirán en nuestra vida.
Solo
queda aprender. De lo que agrada, de lo que duele, de lo que amarga, de lo que
chilla, de lo que enfada, de lo que entristece, de lo que enloquece, del todo y
de la nada. De la algarabía y del silencio. De las chispas y los colores, de la
oscuridad.
Un
tiempo, que decidimos como un año, va quedando atrás. Otro nuevo se abre ante
nosotros como nuevas oportunidades de mejora en las que, sin duda, no hay nada
mejor que recuperarnos a nosotros mismos con el mayor amor posible.
Una
meta atemporal a la que tod@s deberíamos aspirar.
Por
un año lleno de confianza, poder y seguridad en uno mismos.
Serenidad
y templanza.
Altitud de miras y ausencia de miedos.
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