Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 13 de enero de 2018

¿QUÉ VES A TRAVÉS DE LA NIEVE?



Ver nevar es toda una experiencia llena de sorpresas. Uno no se cansa de mirar cómo, copo a copo, se van cubriendo las calles, los jardines, los montes  y todo cuanto bajo su capa se encuentra.

Siempre que miro como cae, mis ojos atraviesan el resplandor que emite y mi imaginación se va lejos; muy lejos.


Es como si me trasladase al espacio vacío de lo que no es o no está. Al mundo de los deseos no satisfechos o de los anhelos por cumplir. Ver caer la nieve disuelve el alma en el paisaje perdido que se va borrando en nuestra retina. 




Junto al blanco inmaculado de su caminar, que tanto parece gustarnos, comienzan las pisadas profundas, los manchones negros, las roderas lentas de los coches que recorren con dificultad su inmaculado manto. Y uno se da cuenta de que en realidad ir creciendo es como ir pisando sobre la túnica blanca de un espacio nevado. 


Cada huella, no puede borrarse, cada tropiezo se nota, cada mancha se divisa. Lo mejor es que nuestro paisaje interior siempre puede recomponerse de nuevo, siempre volver a ser pintado otra vez; siempre volver a construir sobre lo caído. 


Cuando estamos en estado de “recién nevado”, entonces hay que cuidar dónde pisamos, modelar el camino y optimizar el paso.
Nevar siempre es presagio de buenos tiempos venideros. 


Miremos a través de la nieve. Dejemos que nuestra mirada vuele. Esperemos esa riqueza que nos trae convertida en agua clara sobre la sed.



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