Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 18 de diciembre de 2016

CUANDO NADIE TE VE...



Todos estamos llenos de falsas creencias, de pensamientos limitantes, de sensaciones de temor y de desconfianzas hacia uno mismo.


Todos estamos también llenos de ego. Un ego, que a veces es tan grande y demoledor que no percibe nada que no sea él mismo.
En ocasiones, uno actúa sin pensar nada más que en el momento, en lo que nos viene bien y en la satisfacción o la necesidad de lo que hacemos. En ese instante, no está nadie más allí, ni físicamente, ni en el corazón. 


Más tarde, cuando lo que hacemos hace daño a otra persona comenzamos a cuestionarnos si el ego se encontró en su camino a alguien más que no fuese su sombra.


La autoestima es una digna herramienta siempre que no asfixie los derechos del que está enfrente. Uno puede quererse tanto que vaya arrasando por la vida a su paso, caiga quien caiga. Eso no es sano, ni conveniente. Porque al final, cada uno somos como somos y caeremos una y otra vez en lo que negamos hasta que nuestro interior lo resuelva.


Actuar bien, cuando nadie nos ve, es el mejor barómetro para conocernos. Sin vigilancia es realmente cuando nos encontramos con nosotros mismos; así a solas, con nuestros deseos y nuestras quimeras, con nuestras luchas y nuestros fantasmas.


Algunas personas se perdonan demasiado rápido. Otras, por el contrario, son un verdugo permanente atormentando su mente.
Posiblemente, sea conveniente que uno repase sus actos; esos que protagoniza a solas y después, sin perdones ni guillotinas, valore si todo lo que dice se corresponde con lo que hace.

Posiblemente nos asombremos.

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