Seguro que
la vida nos ha puesto a prueba muchas veces. Algunas dolorosas, otras inesperadas,
otras predecibles pero, en cualquier caso, siempre únicas.
Tengo la
seguridad de que solamente debemos dar cuentas a nuestro corazón. Es la única
forma de no sentirnos mal. Hasta cuando las circunstancias nos hacen tontos
debemos seguir creyendo en él y en sus razones.
Hay veces
que la lógica nos interpone una querella. Un juicio sumarísimo donde no
entendemos cómo nos vemos envueltos en determinadas situaciones que no
hubiésemos creído tolerar nunca. Y de nuevo, cuando me planteo por qué sucede lo que jamás creímos para
nosotros, me responde él.
Lo más
grande es estar segura de no haber sido desleal con su latido, de no haber puesto
en entredicho lo que parecía tan legal, de no haber traicionado nunca su
inocente palpitar.
Cuando alguien
me hace daño no le culpo. Y no lo hago, no en aras de un acto de bondad o
comprensión, sino en base a una especie de defensa personal en la cual no
quiero para la persona ni siquiera lo malo. No quiero nada, porque seguro que
en ese caso, lo habré dado todo y estaré satisfecha conmigo misma no
importándome el resto.
La vida es
sencilla, solo hay que vivirla. En realidad no necesitamos nada. Lo tenemos todo
y para siempre, porque va con nosotros.
Nos creamos
dependencias absurdas. Ponemos la llave de nuestra felicidad en un solo
bolsillo y estamos al vaivén de las circunstancias cada vez que no creemos en
nosotros mismos.
¿De qué
valen las mentiras, las componendas, el sin vivir de ocultar, de tapar o tergiversar
para lograr objetivos que en fondo no
tienen nada que ver con nuestra felicidad?. ¿El quedar bien con todos, el
doblegarse para doblegar, el convencer para vencer…?.
Al final,
cuando estamos a solas con nosotros mismos nos vemos por dentro como somos.
Podemos observar hasta el último rincón que escondemos al resto. Se pone de
manifiesto, entonces, lo pequeño que nos hace cualquier acción que dañe a los
demás y en ese momento, simplemente nos queda llorar.
Las lágrimas
son un excelente camino para desnudarnos de toda prepotencia, de la soberbia y
hasta de la tontería.
No
necesitamos nada. Lo que damos lo damos por amor. El amor nunca resta, siempre
multiplica.
Me quedo con
eso.
No solo me pone a prueba la vida, sino que además., viene hablando con tus palabras. Hoy he mendtido muy tontamente..., y me he visto así, como dices en silencio y soledad. . y sabes? es cierto, no tiene sentido pero puedo ahora perdonarme esas salidas programadas que buscan nada para sentirse bien. Gracias una vez más.
ResponderEliminarXara hay una lección muy importante que aprender: no hay mentiras, ni bromas, ni insultos light. Existen mentiras, bromas e insultos sin más y sin menos!.
ResponderEliminarHacer daño al que te ama es muy fácil. La mentira es el camino más corto para hacerlo. Y lo mejor...¿compensa?. De ninguna forma y en ningún modo.
Las cosas que debamos hacer se hacen y lo que opinemos también se dice. Si no gusta, no gustaremos pero la decisión siempre es de la otra persona.
He tenido una larga experiencia, últimamente, que me ha permitido valorar la mentira y he descubierto que aquellos quienes se creen las suyas propias terminan no conociéndose ni ellos.
Un beso