La
vida está hecha de rutinas. De hábitos instalados en nuestro ritmo diario, de
repeticiones y mecanismos combinados que dan sentido al sin sentido del
aburrimiento, del hastío de lo de siempre, del cansancio de lo mismo.
Uno
comprende que lo excepcional es eso, único y por tanto ocasional. Llegamos a la
convicción de que ir a comprar el pan, ver la televisión o sentarse al lado del
otro, simplemente por estar, también es un lujo. Y lo es cuando no se tiene y
se ansía. Cuando comprendes que poco se aprovecha la vida normal cuando existe
y lo mucho que se añora cuando no puede ser o no está más.
El
amor necesita de excepcionalidades, de magia y aventura, de sobresaltos y
novedades, pero también de normalidades cotidianas, de saberes diarios en los
que reconocemos al otro, de silencios comprendidos y de conversaciones sabidas.
Y lo mejor de todo es que ambas situaciones se den con la misma pareja.
Es
imprescindible reinventar para no morir y aún más si hablamos de amor. Es
necesario sorprender, buscar y deleitar, pero también calmar, sosegar y amainar.
Entre
ambas tensiones está el secreto de querer continuar. Porque el amor no sabe de contratos, de firmas
ni promesas. Ni siquiera de juramentos gravados a fuego, ni de eternidades con
tiempo, ni de para “siempres” ni “nuncas”.
El
amor solamente sigue los golpes del corazón, los impulsos del alma y los imperativos
de la inercia de permanecer cerca de lo que amamos.
No
hay más miedo que el propio miedo de perderse en el camino, de que los senderos
se separen por no tener las manos bien unidas, de que cada uno inicie su
particular escalada y nadie se dé cuenta. De que en definitiva, cuando queramos
llamar al otro se encuentre tan lejos que ya no pueda oírnos.
Como
veréis este verano no dejo de aludir al amor. Será que quiero aprenderlo desde
la A a la Z porque de otro modo no logaré nunca conocer el código que me
permitirá descifrar su secreto mensaje. Será que este calor derrite hasta los
sueños. Será que cada vez me convenzo más de que amar es lo único que nos hace
vibrar en lo más alto.
Sea
lo que sea, quiero permanecer siempre amando. No hay otra manera de vivir lo
mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario