Uno de los mejores y más claros coach
de España, en estos momentos, es Emilio Duró. Es un hombre que se ha dedicado a
estudiar la felicidad a base de reflexionar sobre la propia y la distancia
entre ésta y la que puede considerarse satisfactoria.
Emilio alude a la cota de felicidad y
al entusiasmo que cada uno ponga en lo que haga, dependiente siempre del valor
que crea que él mismo tiene para desarrollar lo que se propone. En definitiva,
creer en uno es el pilar básico de la satisfacción propia y el éxito personal.
Llegamos
hasta donde nos proponemos llegar y nos marcamos la meta en función de la
utilidad de ella y la credibilidad en la capacidad personal para llevarla a cabo.
Todo
en esta vida se mide por la felicidad que reporta y en función de ella nos
acercamos o rechazamos a personas, propuestas y empeños que calculamos
satisfactorios o lo contrario.
En
realidad lo que hace que una persona triunfe día a día, y esto no está
relacionado solamente con el dinero que gana o el puesto que desempeña, sino
con la felicidad que experimenta, es la cota de optimismo que lleve consigo. La
persona entusiasta, capaz de creer en unos resultados favorables antes de
iniciar los procesos, se encuentra con los caminos precisos para conseguirlos.
La
felicidad se proyecta y se irradia, la fatalidad también. Parece ser que las
sensaciones y manifestaciones generadas por personas negativas inciden en los
demás por más tiempo de permanencia que las positivas, lo que nos indica que
hemos de alejarnos de la gente tóxica, de aquella que solamente piensa en negro
para procurar estar cerca del optimista, del que ve el cielo despejado aún con
nubes, del que ha ganado la batalla por la confianza y la seguridad en que la
vida se dispone siempre a favor del que cree en ella.
Para
comenzar con optimismo este lunes, os dejo con este interesante orador.
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