Amar no es fácil. Esa palabra tan cargada
de contenido y tan necesitada de voluntad de querer bien, no siempre es un
paseo por la felicidad.
Demasiadas veces hemos actuado bajo su
nombre, en muchas ocasiones la hemos nombrado con realidades confundidas. La
mayoría de ellas, la hemos inventado para creer que nos posee.
El amor se viste de formas diversas,
puede anidar en el corazón tras un chispado del alma o puede que se ame,
solamente, cuando la bondad acompaña al afecto. Porque no sólo consiste en
querer, sino en hacerlo bien.
Hay un amor universal desprovisto de egoísmos
que solamente puede alcanzarse como altísima idea deseable. Porque en el resto
de las ocasiones quien ama es una persona y nunca podrá desprenderse del ego
que le acompaña. Por tanto, cuando sentimos amor queremos la reciprocidad. Amar
en solitario nos acerca a un personaje quijotesco que idealiza más que ejerce
el amor. Porque el amor, es un ejercicio y además duro.
No se puede amar desde la comodidad.
Tampoco, desde la desconfianza, ni siquiera desde la posesión de lo querido. No
se puede amar desde la envidia, ni desde el rencor, ni desde la rivalidad. Sí
estos componentes asoman al espacio del amor…entonces, lo que uno siente es
otra cosa.
Amar duele. Y tiene que doler para que
calibremos la medida de lo que nos sucede. Porque incluso desde ese dolor,
desde la ausencia, desde el silencio o desde la desazón, uno comienza a
redimensionar el mapa del amor.
No siempre se ama al unísono. Ni se
logra un amor de calidad. Somos cómodos. Somos egoístas. Somos egocéntricos y
orgullosos y abusamos de estos ingredientes cuando nos creemos instalados en el
amor como si a éste no hubiese que cuidarlo, como si perviviese por siempre sin
estar atentos a su crecimiento.
No es fácil amar bien. Requiere tiempo
y empeño. Voluntad de hacer feliz más que de serlo. Pero sobre todo, precisa
del calor del aliento continuo, de ese no desfallecer ante las dificultades,
del impulso divino que lo hizo explotar en nuestro pecho alentado desde cada
una de nuestras células. Porque se ama con todo el ser o no se ama.
Nadie puede inventar un amor, ni
comprarlo, ni adquirirlo a cambio de nada.
El amor es el único regalo que se
expande infinitamente al compartirlo. Y si sucede, es para siempre.
De pronto, que solita me siento.
ResponderEliminarMe voy en busca del amor, del aliento, del contacto de una compañia que exprese su manifestación etérea en un cuerpo cálido, dulce y amoroso. Y si no lo encuentro hoy, siempre me quedan los sueños.
Un beso
Xara nunca estás sola, nunca. El amor te perseguirá siempre...déjale que se siente contigo y charla con él...de la mano traerá esa presencia cálida que te inunde de ternura.
ResponderEliminarUn beso, así de amoroso!
Siempre he comparado ( ó confundido ? ) el amor con la sensación que experimiento cuando contemplo una flor en los albores de la mañana, ó cuando me extasío ente el atardecer lejano.
ResponderEliminarEsa sensación de plenitud, ese calorcillo que me recorre el cuerpo, ese sentimineto de plenitud...así comparo el amor o lo confundo...la verdad no siempre lo he distinguido.
Porque el amor es como un viento que suave nos envuelve sin que nos ponga condiciones, sin que exija nada, sin que reproche, sin otra condición que ser, existir...vivir.
He aprendido a amar en silencio y solo en mis sueños he escuchado el eco de sus voces.
...!
No puede ser más gráfica y sensorial la descripción que nos has compartido sobre tus sensaciones sobre el amor! Gracias por tan bello momento***
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