Hoy en día tenemos que asegurarnos cada transacción, cada compra, cada decisión, cada relación con un contrato. Un pacto que garantice, por encima de la palabra dada, el cumplimiento de aquello a lo que cada uno se obliga.
El honor, el compromiso y la entrega de nuestra dignidad, antes tan valorados en los pactos verbales, no tienen cabida en un mundo de mentiras en los que ya nadie confía en nadie.
Llega hasta mi mente el dulce D. Quijote de la Mancha, empeñado en rescatar el valor de la palabra dada y el honor de morir por ella si fuese necesario…
Hemos abandonado uno de nuestros más preciados dones, el de comprometernos con una voluntad y una seriedad de entrega hasta sus últimas consecuencias. La credibilidad es solamente un recuerdo. Se ha legitimizado al mentiroso, al que engañando parece más listo que el resto y al que enredando a los demás consigue lo que otros no tienen con su recta conducta.
Los contratos, cuando se establecen en el mundo emocional dejan a éste desprovisto de su magia y el encanto de vivir en libertad lo que uno ama dando paso a la obligación legítima de estar encadenado a un papel firmado.
He pensado muchas veces que si el matrimonio es necesario para formalizar la sociedad económica que se inicia al contraerlo, no tiene misión cuando lo llevamos al terreno de los afectos. Nada puede atar el amor más que el amor mismo. Por lo que tampoco un documento logra encadenar al corazón. Si coincidimos en que esto es así y que el inicio de la empresa familiar da cobertura a la parte económica solamente, debería ser un contrato renovable donde la libre disposición de ambos pudiese decidir continuarlo o clausurarlo definitivamente.
De este modo podríamos saber con certeza si el amor que unió a esas personas sigue existiendo, si es tan fuerte como para continuar o si en realidad solamente se sobreentiende que uno se ama pero es mejor no decirlo para no tener que forzar lo que no se siente.
No hay ataduras para un corazón con alas, ni cadenas que puedan someter la ilusión, la fantasía ni el sentimiento puro.
Solo entiendo el amor en absoluta libertad. Y lo único que puede vincularnos a otra persona es el amor único y diferente que nos provoque. El resto nada importa.
Atarme de oro las doradas cadenas y de diamantes los fuertes eslabones.
ResponderEliminarSolo un viento sutil mese tus cabellos y palabras del viento a tus oídos.
A tus ojos solares resplandores y luceros en infinito azul brillan a eones de distancia.
Fieles brillarán entre soles de oro y diamantes de estrellas.
...!
Todo lo mejor que sucede en la vida no tiene precio, ni se compra, ni se vende, ni se firma, ni se encadena, ni se enmarca, ni se encierra, ni se cubre, ni se silencia...para llegar a las estrellas y brillar con ellas es necesario saber vivir nuestra libertad...la que siempre reclamará el corazón,la que hará con el viento un lazo lleno de luz para adornar el mejor regalo de la vida: El Amor.
ResponderEliminarLas personas que más Amor ponen en lo que hacen, o en sus relaciones de pareja, suelen dar muy poca credibilidad a sus contratos. Es más, algunos ni los tienen. Pocos artistas, amantes de su trabajo, sacrifican su obra por un contrato, y el que lo hace suele volver o añorar la esencia de su verdadero Amor. Al Amor se nutre de Amor, es cierto, no tiene precio, a pesar de las dificultades que encotremos en la vida para mantenernos en la VERDAD de nuestra esencia, amable.
ResponderEliminarUn beso.
Sí Xara estoy contigo en estos pensamientos. El espíritu siempre ha sido libre por lo cual todo lo que provenga y vuelva a él tiene que portar el color de la libertad!!.
ResponderEliminarun beso!!!!!!!!