"Imagina la vida como un juego en el que estás malabareando cinco pelotas en el aire. Estas son: -
Tu Trabajo,- Tu Familia,- Tu Salud,- Tus Amigos y – Tu Vida Espiritual… y tú las mantienes todas éstas en el aire.
Pronto te darás cuenta que el Trabajo es como una pelota de goma. Si la dejas caer, rebotará y regresará. Pero las otras cuatro pelotas: Familia, Salud, Amigos y Espíritu son frágiles, como de cristal. Si dejas caer una de estas, irrevocablemente saldrá astillada, marcada, mellada, dañada e incluso rota. Nunca volverá a ser lo mismo. Debes entender esto: apreciar y esforzarte por conseguir y cuidar lo más valioso.
Trabaja eficientemente el horario regular de oficina y deja el trabajo a tiempo.
Dale el tiempo requerido a tu familia y a tus amigos.
Haz ejercicio, come y descansa adecuadamente.
Y sobre todo…..crece en vida interior, en lo espiritual, que es lo más trascendental, porque es eterno.
Efectivamente, solemos vivir centrados en el trabajo, nos guste o no. Ocupa la mayor parte del tiempo dedicado a él y la mayor parte del tiempo que no estamos en él. Pero el trabajo no puede anular el resto de prioridades. Descuidamos la familia porque creemos que siempre está y estará en el mismo lugar y con los mismos sentimientos. Nos equivocamos. En el mundo afectivo no hay que dar nada por seguro. Desafortunadamente, en las familias es donde se da el mayor índice de desgracias patrocinadas por el desamor, los celos, las envidias y los rencores. No podemos dejar que mueran o se envenenen las relaciones ahí porque es el origen de la vida, nuestro reducto último, nuestro refugio seguro.
Ni que decir tiene la salud, a la que cuidamos muy poco creyendo igualmente que se mantiene sola. Hoy en día hay una cultura saludable en cuanto a la alimentación y el ejercicio. En la mente de todos está lo que debemos comer o la actividad física que debemos tener pero poco se relaciona con la salud, las emociones que sufrimos, el desasosiego, la incertidumbre, el miedo, la angustia…ese otro mundo espiritual que debemos cuidar por el bien de nuestro tempo corporal.
Los amigos son igualmente, imprescindibles. Son el aliento de los momentos difíciles o la alegría de los maravillosos. Debemos cuidarlos con esmero.
Nada se mantiene solo. Hay que esforzarse en las relaciones. Hay que mimar los afectos, sin esperar nada concreto a cambio. No es necesario porque llegará sin que se pida.
Ser felices, amar incondicional y libremente y cuidar la salud del alma nos llevará a disponer de un banco de recursos afectivos inagotable que emplearemos en la inversión que mejor podemos hacer: nosotros mismos y por expansión, todo aquello sobre lo que nos proyectamos.
Feliz domingo.
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