Ante los ojos de Dios
Ante el mundo entero
Ante quién fuiste
Y quien sigues siendo
Ante la ausencia de ti
Ante mis dudas y desvelos
Ante la vigilia y el sueño
Ante la promesa y el juramento
Ante una vida llena de miedos
Ante nuestros hijos y los ajenos
Ante el día que te fuiste
En silencio y sin “peros”
Ante el mundo que saltamos
Rimpiendo reglas y estamentos
Ante mi alma y mi pensamiento
A lo largo del frío invierno
Te nombro de nuevo, mi caballero.
Desde el otro lado del velo
Desde la mirada del averno
Desde tu memoria encriptada
A pesar de ti y de todo,
A mi manera o a la tuya:
Te Quiero.
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