Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 18 de julio de 2020

NO TE PRECIPITES



Todo depende de la capacidad que tengas para no engañarte a ti mismo. Hay personas que viven de engaños, otras solo de realidades y en el medio queda un amplio arco que confunde ambas cosas alternativamente.

Es muy importante tomarse el tiempo necesario para observar bien, tomar distancia y percibir la realidad como es, sin anestesiar nuestros sentidos y menos nuestra capacidad de razonamiento.

 Nada es lo que parece; casi nunca. 
Os dejo un breve relato al respecto.



           
“Un jinete vio que un escorpión venenoso se introducía por la garganta de un hombre que dormía tumbado en el camino. El jinete bajó de su cabalgadura y con el látigo despertó al hombre dormido a la vez que le obligaba a comer unos excrementos que había en el suelo. Mientras, el hombre chillaba de dolor y asco:
-¿Por qué me haces esto? ¿Qué te he hecho yo?

El jinete continuaba azotándolo y obligándole a comer los excrementos.

Instantes después, aquel hombre vomitó arrojando el contenido del estómago con el escorpión incluido.

Comprendiendo lo ocurrido, agradeció al jinete el haberle salvado la vida, y después de besarle la mano insistió en entregarle una humilde sortija como muestra de gratitud. Al despedirse le preguntó:

-Pero ¿por qué sencillamente no me despertaste? ¿Por qué razón tuviste que usar el látigo?
-Había que actuar rápidamente -respondió el jinete-. Si sólo te hubiera despertado, no me habrías creído, te habrías paralizado con el miedo o habrías escapado. Además, de modo alguno hubieses tomado los excrementos, y el dolor de los azotes provocaba que te convulsionases, evitando que el escorpión te picara.

Dicho lo cual, partió al galope hacia su destino.

No lejos de allí, dos hombres de una aldea vecina habían sido testigos del episodio. Cuando regresaron junto a sus paisanos, narraron lo siguiente:

-Amigos, hemos sido testigos de unos hechos muy tristes que revelan la maldad de algunos hombres. Un pobre labrador dormía plácidamente la siesta a la vera de un camino, cuando un orgulloso jinete entendió que obstaculizaba su paso. Se bajó de su caballo y con el látigo comenzó a azotarlo por tan mínima falta. No contento con eso, le obligó a comer excrementos hasta vomitar, le exigió que le besara la mano y además le robó una sortija. Pero no os preocupéis, a la vuelta de un recodo hemos esperado al arrogante jinete y le hemos propinado una buena paliza por su deplorable acción.”



lunes, 13 de julio de 2020

DEBAJO DE LA ALFOMBRA



Si miras debajo de la alfombra,

Encontrarás lo que no quieres ver,

Lo impío de tus deseos, 

 lo sangrante de tus afectos

la locura a punto de errar.



Si te miras al espejo

Te hablará otro yo que no conoces

Un espectro que rechazas,

Una cara sin rostro

Que demuele cuando pasa.

Pero todo eso es la máscara,

Por detrás, Cyrano

Un grande entre los grandes

Siendo lo que no es,

Buscando incansable

 la luz en la oscuridad,

encendiendo la lámpara candente

de los sueños de las ninfas

embelesadas en palabras

con sabor de inocencia sin maldad;

mientras tú gozas en tu sonora soledad

el placer impuro de un alma cansada.

Y te das cuenta que nunca 

de esto sabrás nada,

Porque no tienes alfombra 

ni espejo que mirar.

 Seas lo que seas, 

mentira o verdad.

sábado, 11 de julio de 2020

CUANDO NADIE TE VE



En realidad somos los que somos, cuando nadie nos ve. Cuando nos quedamos a solas con nosotros mismos. Cuando no tenemos que reír para agradar o asentir para convencer; cuando se acaban los brillos de momentos que llenan vacíos y nos quedamos con ellos mirándolos de frente. Cuando somos el alma y no el cuerpo.




          Muchas ocasiones nuestro cuerpo está gozando, se divierte, parece que está experimentando lo bueno de la vida pero muchas otras también, nuestra alma no es feliz. Hay algo que se escapa, algo que no llena el hueco que existe, algo que supone tanto que anula lo anterior.

          Todos tenemos personas, situaciones, momentos, circunstancias en las que hemos actuado mirando solamente al exterior, llenándonos de risas vacías, creyendo ser felices, determinando que aquello es lo “nuestro”; pero todo eso es efímero. Los momentos pasan, las personas también, las situaciones no son lo que pensamos y nos quedamos a solas con la única verdad que nos importa aunque queramos cubrirla con un traje de luces para acallarla.

          Hay veces que es difícil o imposible volver atrás. Pero siempre podemos hablar desde el alma a la otra alma con absoluta limpieza…

          Ayer aprendí esta especie de oración, tratado o consenso para sanar conflictos con personas importantes en tu vida por la felicidad y el dolor que te hubiesen producido.

          “Yo, el Alma…te manifiesto a TI, el Alma… que agradezco tu presencia en mi vida por lo que me enseñó de mi, por ser un maestro/a de mis debilidades, mis puntos oscuros o mis equivocaciones; que todo está bien en el punto en el que está, que te quiero y que suelto mis ataduras de ti para que ambos seamos felices después de cumplir con la misión que cada uno tuvimos con el otro”…

          Puede servir para estar en paz. Para sanar el dolor que proviene de las acciones del exterior, porque en esencia, dentro, nadie es malo, solamente se está más o menos dormido, más o menos lejos de ser consciente de lo importante.

 Nada más.

martes, 7 de julio de 2020

¿ CONFUNDES EL " PRECIO" CON EL " VALOR"?



Confundimos un término con otro muchas veces o intentamos conseguir, con uno el otro, en otras muchas.

          Lo que tiene valor nunca tendrá precio. No habría para pagarlo porque no está en venta, solamente está disponible como regalo.

          No tiene precio unos ojos que miran al fondo de otros entregándo todo el amor que cabe en el corazón.



          No tiene precio el roce de una mano cuando otra te acoge con ternura para demostrarte: “aquí estoy para ti”, “ no temas, mi fuerza es la tuya”.

          No tiene precio sentirte cuidado, estar pendiente de lo que te pasa, sentir tu dolor como mío, soñar el amor como lo solo lo hace el número uno aunque seamos dos.

          No tiene precio que llamen a tu puerta cuando lo necesitas y no tener que decir nada porque sabes que lo tienes todo solo con la presencia.

          No tiene precio que las lágrimas afloren por tus mejillas y  tengas cerca alguien para apretarte contra sí aliviando tu dolor.
          No tiene precio callar las palabras iracundas cuando las de otros o sus acciones no sean lo que se espera.

No tiene precio mirar de frente cuando lo fácil sería mirar a otro lado.

No tiene precio comenzar de nuevo cuando todo es ruina y contar con unos brazos ajenos para reconstruirlo.

No tiene precio contribuir a convertir en huellas las heridas del corazón.

No tiene precio estar rota y saber que tienes el pegamento que te devolverá la imagen.

Nunca tendrá precio poner nuestra voluntad, nuestras ganas y nuestro entusiasmo al servicio de los que sufren, los que más lo necesitan o los que están desesperados.

Nada de lo que se hace desde el alma tendrá precio nunca aunque se crea haber pagado por ello.