Hoy
me he levantado distinta. Después de un período largo de malestar profundo he
decidido elegir otro camino. En el fondo, pase lo que pase, siempre podemos
elegir cómo sentirnos y decidir si tomamos el camino del amor y la felicidad
serena o el del dolor y el olvido permanente de lo que hemos sido.
Voy a comenzar de nuevo retomándome a
mi misma donde me dejé hace meses. Me han podido las circunstancias algunas
veces y otras mis propios miedos. No hay peor temor que el que cala el alma y
nos susurra al oído lo lejos que estamos del ser fuerte, decidido y positivo
que somos.
No
hay mayor impotencia que la de sentir que pierdes el control de la pasión, el
entusiasmo y las ganas de seguir con fuerza para continuar compartiendo lo
mejor de ti. Pero estoy segura que estas etapas también tenemos que pasarlas.
No hay más remedio que valorar por contrastes.
La acción_reacción, la causa_efecto y otras leyes
universales que se cumplen inexorablemente, nos permiten atrapar lo que
tenemos, no dejarlo ir y mucho menos decirnos adiós a nosotros mismos bajando
por ese tobogán al que yo visualizo como la facilidad de deslizarse por lo más
fácil y lo menos conveniente.
Me
he levantado con una inmensa gratitud en mi alma por tener la oportunidad de
seguir enriqueciéndome con todo lo que me sucede, por aprender cada día de
quién está a mi lado, de servir de ejemplo otras veces para el que se acerca a
mi o simplemente por volver a sentirme plena en mi día a día, llena de
esperanza e inundada por las ganas de seguir adelante con firmeza y seguridad.
Otra
vez quiero pintar cielos azules sin nubes ni nieblas. Soles que derraman su
esplendor sobre nuestra piel para hacernos sentir su calidez. Aires frescos que
inunden los pulmones de oxígeno para respirar profundo y salir al mundo con una
nueva sonrisa.
Sigo
siendo yo. Nunca me había ido. Qué reconfortante sentirlo así.
Ya sabes que para muchos eres la mejor.
ResponderEliminarInemnesas gracias por la confianza y el afecto de tus palabras.*
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