No siempre se gana. No siempre las cosas salen bien. Tampoco actuamos en todo momento con el mejor acierto. A veces fracasamos estrepitosamente y, otras, erramos con la inocencia de un niño sin prever las consecuencias de lo que ni siquiera somos culpables.
Hay que fracasar. Por necesidad. Por obligación. Por responsabilidad. Por compromiso…hay que fracasar y hay que hacerlo bien. Hay que ser expertos en el fracaso para poder avanzar y llegar lejos. Hay que caer. Una y otra vez. Para aprender a subir de nuevo. Para conocer el valor de lo que no nos gusta. De lo que nos duele. De lo que significa ser incomprendido, estar cansados de equivocarnos, estar solos, no ser valorados en nuestra justa medida, actuar con el corazón y ser juzgados con el rigor que se aplica al culpable… Para todo ello, no hay más remedio, sin duda, que fracasar.
Hay que aprender a caer como lo hacen los niños. Con flexibilidad, con elegancia, con dulzura, con la expectación de conocer qué se siente al rozar el suelo y con las imperiosas ganas de volver a la batalla, que sigue arriba, para sentirnos vivos.
Hay que fracasar y hacerlo cada vez mejor. Aprender a equivocarnos, a manejarnos bien en las distancias que marcan los errores.
Comenzar por no hacer lo correcto para comprender que en lo que nos debemos a nosotros mismos, está el placer de seguir siendo libres. Caminar desde lo desconocido hasta lo imposible y vislumbrar en el trayecto que hemos luchado por lo que le parece justo al corazón.
Con equivocaciones se aprender mejor y más rápido. Se termina pronto la carrera del orgullo para abrazar la de la humildad y el compromiso.
Hemos de fracasar más. Tanto, que nos duela el alma de romper lanzas contra los desafíos y quebrarlas para deshacer entuertos. Tanto, que llegue el momento de entender que solo comenzando de nuevo podemos llorar sin miedo a que nos vean, reír sin temor a ser criticados, sentir sin la desconfianza de ser correspondidos y sobre todo, amar sin la necesidad de obtener nada a cambio.
Cuando hayamos logrado todo esto, entonces y sólo entonces habremos fracasado lo suficientemente bien como para dejar de hacerlo.
Feliz fin de semana.
Que alivio tu regreso...creí que nunca volvería a tener el gran placer de leer tu mente.
ResponderEliminarRecuerdo que hace muchos años aprendí de un viejo luchador (mi padre)que lo que mas impresiona de los valientes y los que caen, es la fuerza que se les nota al levantarse....se sacuden el polvo y siguen adelante mas fuertes, mas preparados, mas experimentados y con nuevos brios para los próximos desafíos.
Todos debemos aprender a saber levantarnos.
Un abrazo lleno del mas tierno afecto. Me hiciste mucha falta.
Mi amigo del alma!!...también te he echado mucho de menos!...no quiero renunciar a esta cobertura de afecto que has tejido sobre mi.
ResponderEliminarGracias por estar esperándome.!!...los reencuentros son siempre geniales!
Hola de nuevo Flor y Nata!!
ResponderEliminarSera de haber tropezado tantas veces que he desarollado una especie de resorte el cual al tocar de bruces con el suelo,se activa por su cuenta....
Quizas con la edad nos damos cuenta de que no merece la pena perder mucho tiempo en lamentos, y que el peor fracaso es el de no haber hecho lo que sentiamos.
Un abrazo
Estoy de acuerdo Domingo. La queja, el lamento...no añade nada más que desesperación. Hay que tomar impulso y resurgir de nuevo...y si uno no puede...seguro que siempre habrá una mano dispuesta a servir de punto de apoyo de la nuestra.
ResponderEliminarGracias por seguir ahí.
Un abrazo
Estoy recordando una situación que a menudo he vivido y que es muy común a todos.Y es ésta:
ResponderEliminarA veces voy por la calle, camino casi segura de mi recorrido, aunque la mayoría de ellas tengo un objetivo o meta mental, y me olvido del tránsito, del estado del pavimento, de los objetos que hay a mi arededor, de los transeúntes que pasan, del estado del cielo, de los árboles. Como por arte de magia, mi "magia" interna, en ese deambular "sonámbula", tropiezo con la baldosa que hay levantada en la acera. Unas veces caigo, otras doy un carrerón de tres metros, pero generalmente miro hacia atrás, veo la baldosa y culpo al ayuntamiento del estado de las calles, aún consciente de que el verdadero error, fue peor que el de la alcaldes,;) ignoré mi presente. La experiencia me hará mirar el objeto de mi caída, pero el aquí ahora me hará sentir todo el entorno, esa es la clave para continuar. No perdernos de vista ni sustituirnos por el objetivo.
Un beso grande
El caer para luego levantarnos,
ResponderEliminarel errar, para después estar seguros de aquello que hacemos y decidimos,
Todo se basa en el proceso de certidumbre e incertidumbre al que nos sometemos para, de una vez por todas, llegar a la Certidumbre,
Así es como evolucionamos y así es como se enriquece nuestra Alma, como se completa.
Y lo importante es no detenernos en el camino.
Un cariñoso beso y un tierno abrazo
Andamos por la vida tan metidos dentro de nuestras caparazones que no obsrvamos ni el camico, ni las flores que nos invitan a soñar en el presente, ni la música celestial del ave que anida su esperanza, ni el azul inmenso que nos cobija con amor, ni la tenue luz del radiante sol que a todos nos alumbra.
ResponderEliminarY un dia despertamos al golpe de la realidad y henos allí...desnudos de ilusiones, sin objetivos, sin esperanzas que vivir, sin metas soñadas.....soñando..!
El Gran Constructor vive la eternidad con los ojos bien abiertos a su obra...esperando que ella tambien abra los suyos para contemplar la maravilla compartida..!
Flor y Nata....eres una luz muy especial que alumbra nuestra noche, y en el dia un brillante lucerito en el horizonte lejano.
Estoy al otro lado del horizonte mirando hacia el zargazo atlante.
Mis querido amig@s, como siempre os contestaré uno a uno ya que no me deja el sistema intercalar las contestaciones.
ResponderEliminarXara, me ha parecido muy gráfico tu ejemplo. Efectivamente nos dirijimos al objetivo con unas grandes orejeras. No vemos lo que nos circunda y en el contexto del trayecto están las respuesta que nos ayudan a culminarlo.
Gracias por ayudarnos con un ejemplo tan sencillo como explícito.
Un besín
Tony evidentemente que hemos caído y nos quedan áun muchas veces por caer...pero como bien dices, entre los procesos de certidumbre que pasamos, están los de incertidumbre...esos que nos obligan a buscar respuestas, a ser creativos a reinventarnos...levantarnos al caer es lo más importante!!.
ResponderEliminarUn abrao muy cálido.
Mi estimado anónimo...desde luego que sí. Soñamos y nos olvidamos del sueño. Vivimos y nos olvidamos de la vida...hay que recuperar la visión, el recuerdo y la vivencia, esté ésta en el sueño o forme parte de la realidad.
ResponderEliminarEstar abiertos a la vida a su paso, impregnarnos de su misterio y transformarnos con su magia. Eso es lo que nos ayudará a levantarnos al caer!!.
Mi sentimiento hacia ti por esas palabras de estima que me dedicas siempre!!...Gracias pro hacerte presente y no ser solo un sueño sin contenido.
Abrazos tiernos