Siempre
podemos elegir y se nos olvida con mucha frecuencia. En ocasiones, los agobios
que nos asaltan, de forma recurrente, solamente responden al olvido con
respecto al poder sobre la elección.
A
veces nos sentimos condicionados por muchos elementos externos. Dependemos de
ellos, creemos que es nuestra responsabilidad no fallar a los demás y que todos
se sientan bien a nuestro alrededor.
Me
he preguntado muchas veces si los demás sienten esto mismo conmigo porque
entonces las cosas serían muy diferentes.
Nos
echamos culpas, responsabilidades y empeños que nos engullen. Estamos
convencidos de nuestro servicio al resto. Nos convertimos en samaritanos de los
otros, en voluntarios de la entrega y nos olvidamos de nosotros o lo peor,
creemos que nosotros somos y estamos únicamente para eso.
Es
loable querer hacer la vida fácil al resto y estar disponibles para colaborar
en su felicidad pero sin olvidar la nuestra. Y la olvidamos cuando no
encontramos espacios propios, cuando las urgencias de los que están cerca
anulan nuestras propias necesidades, cuando el reclamo de los demás está por
encima de los apremios propios.
Nos
queremos poco y valoramos menos aún lo que cada uno necesitamos. Nos han
enseñado a volcarnos fuera y obviar lo que el corazón susurra. Es fácil seguir los dictados de la
educación recibida, de la cultura histórica que dibuja nuestra biografía, de
los condicionamientos que nos han cedido envueltos en papel de regalo, pero lo verdaderamente
importante es hacer hueco a lo propio y aprender a reservarnos el derecho de
admisión con aquello que no queremos. Eso sí, primero hay que reconocerlo y
después estar seguros de que nos asiste todo el derecho del mundo para rechazarlo
o darle su lugar; ni más ni menos que el que merece. A partir de ahí abrir
puertas a la felicidad propia.
Siempre
podemos elegir. Siempre es el momento de hacerlo.
Hola. Creo que tener un alto sentido de la responsabilidad es un lastre para sentirse bien con uno mismo. Puede que un "no" te haga sentir bien en ese instante, pero estoy seguro de que un "si" te hace sentir mejor y para siempre. Es a la hora de elegir cuando no deberíamos olvidarnos de nosotros. No es responsabilidad nuestra que los demás se sientan bien.Ya hemos elegido pensando también en ellos. Estar agusto depende solo de cada persona. Sus decisiones y elecciones tendrán mucho que ver. ¡Ojalá seamos conscientes de la realidad cuando lo hagamos!. Un beso Joaquín
ResponderEliminarComo decía el Marqués la última carta de mi libertad de elegir la tengo reservada para cuando los demás jueguen las suyas.
ResponderEliminarMi querida amiga, la libertad de elegir pasa por nuestra propia felicidad y conveniencia asi suene egoista la afirmación. Venimos al mundo para ser protagonistas y nosotros somos los primeros actores de nuestra propia obra...los demás son invitados a los cuales extendemos invitación a voluntad y la puerta siempre se debe mantener abierta para quien no quiera participar de la obra.
Tienes mucha razón en cuanto al ceder nuestra libertad de elegir solo estamos dejando de lado nuestro noble y legítimo derecho a nuestra felicidad.
Una abrazo...en libertad...!
Esta sintonía ya me asusta...; sera que el mago me pone servida la bandeja cada dia y sin dilación?...
ResponderEliminarMe ha gustado escuchar aquello dejar abierta la puerta para quien desee salir del remolino cuando su misión ya haya expirado conmigo. Ejercer la libertad, ese es el mayor acto de responsabilidad que conozco... Eso y guiarme por el sonido y cadencia del corazón.
Agradezco mucho vuestros comentarios. Siempre aportan matices que completan mis reflexiones.
ResponderEliminarUn abrazo ***
Querida Xara: el coraón a veces nos juega "chueco" como dicen los mexicanos.
ResponderEliminarLas mujeres aman con el corazón y a veces quedan adoloridas...los hombres amamos con el pensamiento y muchas veces salimos "chamuscados".
De allí la importancia de actuar con libertad de tal manera que siempre dejemos una carta por jugar, como aconseja el Marqués que es experto en esas lides de amar y salir sin dejar lesiones.
Saludos cariñosos...desde el mar a finales de otoño.
Orange
Jajaja, Orange me ha hecho gracia el modo en que dibujas la diferencia. Porque es así muchas veces. Al Marqués de mí parte un gran abrazo emotivo y sincero enreconocimiento a su sabiduria.
ResponderEliminarEl Marqués te da las gracias y te aclara que no tiene nada de sabio; dice él, que solo la experiencia y muchas heridas de guerra son las que hablan por él.
ResponderEliminarY te recuerda que el Creador le quitó a Adán el corazón e hizo a la mujer y quedaron dos nuevos seres...uno ama con la cabeza y el otro con el corazón.
Saludos.
Pues no recuerdo nada dé esto que dices. Creo que todos tenemos corazón y cerebro... Es muy cultural esto que dice el marqués al menos a mí me parece que es así . De hecho hay un momento en la madurez de las personas en que estos papeles o roles se invierten y la emotiva se vuelve cerebral y el cerebral se caracteriza por su emotividad... La vida nos enseña todo lo que somos... Saludos
ResponderEliminarMe refiero a un vieja canción que canta la diferencia entre hombres y mujeres, diferencia que data del paraiso.
ResponderEliminarPor supuesto es un símbolo y nada literal.