Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 3 de diciembre de 2014

BENDITA PROTECCIÓN, MALDITA NECESIDAD



Siempre se ha dicho que la sobreprotección tiene muchas desventajas y que pasa factura. El límite entre lo que se debe amparar a un hijo, un hermano, un amigo, un compañero o una pareja es difícil de establecer.

La polémica salta en el hogar y en la infancia porque de ahí arrancará más tarde lo que uno pida a la vida y lo que uno espera de los demás. Es como un estigma. Algo que se mete dentro y que determina tu forma de presentarte en el mundo y moverte en él.

Nada hay más agradable que estar arropado por  el sentimiento de cuidado. Nada tan delicioso como saber que detrás de ti hay alguien para evitar la caída y saber que si guarda la necesaria distancia podrás crecer con fortaleza y autoestima.

Pero sentirnos protegidos puede llegar a suponer una necesidad tan fuerte como una droga; necesidad que se convierte en una búsqueda continua de ese mismo privilegio.

La vida no es sencilla, ni coloca un colchón de plumas esperando nuestros quebrantos. No es justa, no es suave, no es dulce y no tiene compasión cuando añade sufrimiento al que ya sufre. Posiblemente tengan razón los que defienden que hay que preparar a quienes amamos para los golpes, sin embargo no puedo creer que nada pueda aprenderse si no es con el resultado de la experiencia propia.

Haber sentido la protección cuando éramos pura debilidad también ayuda a sobrellevarla. Uno sabe que le quisieron, que le defendieron o que le apoyaron cuando lo necesitó. Lo peor son las raciones añadidas porque saben tan bien que siempre queremos seguir recibiéndolas. 

Bendita protección que nos deja en los brazos de la ternura y el afecto incondicionales; maldita necesidad que se repite y se devora a sí misma en favor de seguir siendo niños con todos los inmensos privilegios de quienes han sido arrullados entre sonrisas, besos  y palabras amables.

Más tarde, uno también aprende que ese recuerdo debe ser una fuente inagotable de fortaleza para encarar las dificultades que llegan, una y otra vez, de las personas que esperas y de las que ni te lo imaginas.

El debate no estará nunca resuelto porque todos estilos educativos tienen un precio. En cada uno de ellos hay una factura que pagar y si no…mirémonos despacio y veamos cuál es el que hemos pagado nosotros.

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