Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 17 de abril de 2014

LA VIDA DESDE UNA VENTANA



Hay muchas personas que no pueden salir de casa. Muchas que sufren enfermedades o que se sienten incapaces de enfrentar el mundo. Muchas que solamente tienen una hueco por el que ver el mundo, su ventana.
Una de ellas fue mi madre. Durante largo tiempo. Miraba pasar la gente a cada tramo del día que podía hacer ese esfuerzo.  Yo la observaba despacio.  Veía cómo su rostro se iluminaba con las alegrías callejeras o se apenaba e indignaba cuándo existía un tropiezo, un atropello o algún altercado.  Terminó convirtiéndose en una espectadora agradecida y como tal, reviviendo la vida de otros a través del cristal.
Eso, es lo que hacemos cuando vemos una película. Somos un poco protagonistas de las vivencias de los demás pero con la seguridad de no sufrir sus avatares o la tristeza de no gozar de sus placeres. De alguna manera, esa vida ficticia cobra pleno sentido cuando la tuya se escapa o cuando está vacía e incluso, simplemente, cuando no tienes bastante con lo que sucede día a día en tus rutinas y necesitas recargar las emociones propias.
Es delicioso poder vivir en primera persona aquello que otros cuentan, experimentar lo propio y aprender en nuestra carne porque entre otras cosas, nadie logra aprender con las vivencias del de enfrente.  Por mucho que nos esforcemos en traspasar conocimientos, elaborados minuto a minuto, aprendizajes amasados con dolor, o saberes utilísimos resultado de caída tras caída, al que lo escucha le sirve de poco.
Hay que experimentar, vivir y apreciar cada instante porque es todo un lujo ser el que pasa bajo la ventana mientras otro tiene que mirar a través de ella.

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