Corremos
demasiado, estamos inmersos en un mar de sargazos resbaladizos y nadamos entre
ellos con la esperanza de salir a flote aunque las fuerzas se agoten.
Creemos
que si dejamos de nadar todo se hundirá con nosotros. Tal vez no sea así.
Posiblemente si dejamos de dar brazadas nos quedemos flotando en la superficie,
quietos y en silencio, sin perturbaciones que nos obliguen a hundirnos.
A
veces hay una necesidad imperiosa de parar.
Te invade la impresión de que algo va mal. De que en cualquier momento
lo que parece tan firme se va a caer y de que la seguridad alcanzada es
solamente una cascada de naipes que se sujeta a duras penas.
De
vez en cuando, sería necesario un descanso obligado. Un tiempo de nosotros
mismos solamente. Un paréntesis en el cual no haya ruido, ni se agite la prisa
en torno a nosotros, donde pudiésemos flotar como en una placenta gigante que
acunase el merecido descanso.
La
vida exige mucho a cada paso. Continuamente nos impone retos, pruebas y trabas.
Nos obliga y retuerce para comprobar la ductilidad de nuestro carácter, su
fuerza o su estado quebradizo. Nos pide que seamos nosotros, aumentados y
corregidos, y nos insta a echarle un pulso cuando menos fuerzas tenemos.
No
es fácil vivir, por eso la mayoría de las veces sobrevivimos como podemos,
agarrándonos a aquello que nos permite seguir, aunque no sea todo lo bueno que
debería para mejorarnos. En ocasiones tenemos bastante con terminar el día y
abrir los ojos al siguiente para continuar de nuevo. Claro eso sí, todo esto pasa porque no pensamos en que hay
gente para la cual ya ni eso es posible.
No
hay duda, nada mejor que mirar para atrás, o a los lados e incluso delante.
Cualquier posición puede parecernos mejor pero solo es porque no es la nuestra.
O tal vez, haya que probar el cambio para volver a añorar lo que tuvimos.
No sé, hoy estoy hecha un mar de dudas.
Tú sólo navegas por este difícil mar que se llama vida.Efectivamente corremos demasiado para todo.Mejor nos iría si comtemplasemos más y nos limitasemos a vivir sin más pretensiones.
ResponderEliminarGracias Escarlata !! es cierto...a veces no se puede hacer nada mas que pararte. Posiblemente en ese momento estoy yo.
ResponderEliminarHace apenas dos dias, al volver a casa después de una jornada de trabajo en la que mi energía parecía haberse disipado, entré en un oscuro túnel de pensamientos negativos que me conducían a un estado depresivo . Supe parar mirar mí propio estado de ánimo, me traté como lo hubiera hecho mí madre ideal. Me pregunté por los acontecimientos surgidos a lo largo del dia. Di respuestas a mis sentimientos y emociones. Despues cerré los ojos y me dormí. Al despertar todo había pasado.
ResponderEliminarParar a veces, es más fácil de lo que pensaba. No se trata de abandonar, sino de vaciar el agua que quedó en el jarrón y poner agua clara t fresca a nuestras flores.
Un abrazo
Me ha encantado ese sistema de dormir, levantarte y vaciar el agua del jarrón. Gracias Xara nos ha dado mucha luz tu experiencia. Bsss
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