Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 1 de febrero de 2025

¿TE QUIEREN COMO TÚ QUIERES?

 No hay nada mejor que te amen como te gusta. Esta frase tan obvia, y por supuesto recíproca, está instalada en nuestra mente desde que somos pequeñas. Sí, lo he puesto en femenino porque somos las mujeres las que más padecemos de fantasías en el amor.

 

         Desde la infancia nos topamos con cuentos de hadas maravillosas capaces de conseguir los mejores deseos para nuestra vida, princesas que esperan ser salvadas por príncipes azules que luchan incansables contra dragones y tormentas por su dama. Toda una imagen imposible de olvidar cuando el amor se acerca a ti. Muy en nuestro fondo, todo ello permanece. 




 

         La excelente psicóloga chilena Pilar Sordo llama a este proceso mental, “ el pensamiento mágico”. Se trataría de querer encajar en la idea que cada uno tenemos de cómo debe ser la persona que nos ame ( ella lo transfiere más ampliamente a cualquier persona: hijos, pareja, padres, amigos…) en el arquetipo que hay en nuestra mente para ell@s. De forma, que de no acomodarse perfectamente a esas características el engranaje del sufrimiento se pondría en marcha al no responder a nuestras expectativas.

 

         Tenemos mucho “ pensamiento mágico” instalado en nuestra estructura mental y ese príncipe azul del que nos hablaron nuestros cuentos de infancia, no existe. La mejor noticia es que no tiene por qué tener ese color. Aprender a discriminar los valores que pedimos y ofrecemos a nuestra pareja como negociables o no, es la tarea que puede salvarnos de los fracasos amorosos.

         Hay que aprender a flexibilizar nuestro pensamiento, a decidir qué podemos tolerar como diferente a nuestras expectativas y qué no. Pero también, tener en cuenta al otro y saber si tú realmente encajas en las suyas.

 

         A la primera etapa de bombardeo amoroso debe seguirle otra de saber qué terreno pisamos, conocer lo que tenemos enfrente y acomodar, si se puede, nuestras mutuas exigencias.

 

         El amor debería rodar por sí solo, pero no es así. Estamos en un mundo muy encorsetado y nada tolerante. Nos abruman los estereotipos, nos condicionan los patrones  de las redes sociales, nos determinan, con demasiada intensidad, hasta los modelos de comportamiento material de nuestros vecinos.

 

         Conócete primero y revisa los niveles de flexibilidad que están dentro de ti. Da lo que pides. Diferencia y matiza lo que rechazas…luego decide.

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