La respuesta al sufrimiento es el apego. Creemos que cuanto más
estables y fijas tengamos las cosas más durarán y menos se moverá todo, pero
esa sensación de permanencia es falsa porque todo cambia en todo momento.
A veces, los cambios son radicales y rápidos. Para esos también hay
que estar preparados.
Nunca recordamos que estamos de paso, que vemos que otros se van
pero que algún día seremos nosotros los nos tengamos que despedir. Qué, en
realidad, ese es el movimiento de la vida misma; estar siempre renovándose en
un continuo renacer que implica que otros mueran.
Es magnífico apreciar cómo la naturaleza, aún destruida, renace
sola. Un bosque quemado, un área devastada por la guerra, un ámbito asolado por
virus, bacterias o cualquier elemento que instale la exterminación, vuelven a
resurgir.
Todos estamos dentro de un círculo que se mueve con un eterno
equilibrio al que atacamos muchas veces. Sin embargo, la fuerza natural puede
con todo. El eterno retorno, el cíclico devenir de existencia.
Si fuésemos conscientes de que la palabra más enganchante y
dislocadora que hay es: “ MIO”, podríamos hacer el esfuerzo de posicionarnos en
el estadio de soltar; porque, en definitiva, todo tenemos que dejarlo cuando partimos
hacia el viaje final de este mundo de materia y apegos.
Tomar una actitud suave, libera. Estar abierto a todo lo que pueda
pasar, ayuda. Dejar de aferrarte a lo que puedes perder, relaja.
Acepta lo que venga. No hay otro camino si quieres reducir el
sufrimiento.
Claro que sí!!! Hoy suelto mis espectativas.... Un abrazo con el alma
ResponderEliminarXara qué alegría verte en este rincón nuestro!. NO hay otro camino. A veces hay que desterrar la esperanza de aquello que sabemos que nunca será lo que esperamos, que nunca lo fue y que ni, tal vez, deba serlo.
ResponderEliminarHay que soltar...
Un abrazo inmenso*