Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 2 de marzo de 2015

MINUTO A MINUTO



Tengo que llegar a una zona de malestar especial para ver la vida minuto a minuto. Cuando esto pasa es como cuando el tiempo se detiene.  Yo misma me paro. Todo se interrumpe en mí. Es como si se produjese un cortocircuito y la energía se congelase de repente. 
Entonces el universo me evita y me da tiempo a que repose y me asiente.
Ayer comentaba con una amiga lo difícil que es vivir  el tiempo de enfermedad de un familiar directo. Los cambios que se producen en todos los miembros de la familia y la necesaria recolocación a la que obliga esta circunstancia.

Es un inestimable tiempo de aprendizaje, de comprensión de hechos pasados, de encuentros con uno mismo, de puesta a prueba de fortalezas y debilidades, de noches sin dormir y de lágrimas que ruedan sin dificultad en cualquier momento. Tiempo de encuentros y desencuentros. De seguridades y dudas. De cambios repentinos que nos balancean entre puntos equidistantes.

A pesar de todas las amarguras, es un tiempo fructífero porque sacude la comodidad y relativiza las preocupaciones por banalidades.  
Durante los períodos que nos deja la vida para la despedida de un ser querido, aprendemos a generar amor a marchas forzadas. Se requiere más carbón para que la máquina pueda correr más y llegar a tiempo de hacer saber a la otra persona todo lo que la quieres e incluso lo que la has querido sin saberlo y lo que la querrás a pesar de la ausencia.

Cuando la vida me ha puesto en un momento así, me he detenido sin remedio. Soy una persona práctica a pesar de mi corazón alado siempre dispuesto a manifestar su sensibilidad y sus ansias de amar. Como tal, en este tiempo “de otros”, en el que lo he pasado tan mal, he encontrado un camino, el de vivir minuto a minuto y en ese minuto gozar la presencia aún existente.

No podemos adelantar desgracias y las que llegan hay que ir viviéndolas a sorbos pequeños, muy pequeños; tan pequeños que no parezca a penas que lo son.

La mejor forma de ayudar al otro es estando presente, escuchando, dando amor, prestando tiempo, dedicando sonrisas, regalando caricias, besando esperanzas…aunque solamente éstas se reduzcan a estar un instante, unos minutos, un día más.

Si logramos este estado de equilibrio habremos conseguido dar lo mejor de nosotros en un tiempo tan difícil en el que cualquier pequeño detalle significa tanto.

Lo mejor, nunca  ayudamos sin ayudarnos.

2 comentarios:

  1. Una joya para todos los gustos. Gracias , mi amiga.

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  2. Un beso lleno de energía y fuerza! felicidades por dar lo mejor de ti en estos momentos***

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