“Un psicólogo, en una sesión grupal, levantó un vaso de
agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta: “¿Está medio lleno o medio
vacío?” Sin embargo, preguntó: – ¿Cuánto pesa este vaso? Las respuestas
variaron entre 200 y 250 gramos. El psicólogo respondió: “El peso absoluto no
es importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto,
no es problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo un
día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, es
siempre el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, y más difícil
de soportar se vuelve.”
Y
continuó: “Las preocupaciones, los pensamientos negativos, los rencores, el
resentimiento, son como el vaso de agua. Si piensas en ellos un rato, no pasa
nada. Si piensas en ellos todo el día, empiezan a doler. Y si piensas en ellos
toda la semana, acabarás sintiéndote paralizado, e incapaz de hacer nada.”
¡Acuérdate de soltar el vaso!
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Excelente enseñanza
la que nos llega hoy para comenzar la semana.
“ Soltar lastre”, “descargarnos
de lo que no sirve”, “renovar los armarios”, “ordenar cajones”, “eliminar peso
innecesario”…vaciar para llenar de nuevo, soltar para hacer hueco.
Estamos demasiado
llenos … pero de cosas que no sirven para hacernos vivir felices. Muchas veces
es mejor no tener que tener tanto. Uno se apega a aquello a lo que
absolutamente imprescindible para la vida y luego, cuando uno tiene que valorar
la Proción de felicidad que hay en todo ello, se da cuenta de que podemos vivir
con poco y de ese poco …con muy poco.
Sin embargo, es
difícil vivir sin amor. No importa que sea real o inventado, que se haga
efectivo o no. Lo que importa es tener la plenitud en nuestra alma de saber “que
sabemos amar”, que somos capaces de ello y que con seguridad, si no está a
nuestro lado, en alguna parte de algún lugar estará esperándonos.
Sin duda.
Ligero y liviano como el viento al perdonar, sencillo y fluido como el agua al saciar y cálido y generoso como el sol al compartir.
ResponderEliminarLos lastres no solo agobian sino retardan nuestros pasos en el camino de la vida.
Me gusta y comparto tu reflexión.
Ligeros como el viento...!
Difícil tarea la de soltar!...tan necesaria como el aire que respiramos porque la carga no solamente nos hunde cada vez en nuestra misma pisada, sino que anula la posibilidad de dar nuevos pasos en neuva tierra.
ResponderEliminarGracias*
Difícil soltar amarras cuando el barco debe partir dejando un pedazo de su velamen...pero el viento invita a seguir a nuevos puertos.
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