A todos nos ha tocado esperar. No gustan las esperas. Nos
ponen nerviosos, nos descolocan. Hacen que queramos saltarnos el tiempo, la
gente, los días y todo lo que nos separa de lo que deseamos o estamos atentos a
recibir.
Aunque lo que nos espera sea desagradable, la espera también
se convierte en angustia y quisiéramos que pasasen los momentos y se acortasen
las distancias para superarlo a la mayor brevedad.
Saber esperar es fundamental. Debería formar parte de los
aprendizajes de las escuelas. Quizás nos hemos hecho a la idea de una imagen
excesivamente lúdica y feliz de la infancia pero en ella, en realidad todos los
niños están deseando crecer y ser mayores, para lo cual también han de aprender
a esperar.
La espera debe ser disfrutada y así nos lo deberían haber
enseñado. Tiene sus mecanismos y es tan importante que a veces es lo único que
nos queda, al final de todo. Disfrutar de ella, planificarla, delimitar sus expectativas,
proyectar acciones, idear situaciones…puede ser tan placentero como llevarlas a
cabo.
Uno debe aprender a creer en sí mismo para
hacer de la espera una aliada. Estar seguro de que lo que ronda en su cabeza,
de parte a parte, como una nube amenazante, quedará en vapor de agua que nunca
sea capaz de mojar, e ir hacia delante en la seguridad de que la meta está
cerca y que está hecha a nuestra medida.
Posiblemente hayamos tomado mal la medida de nuestras ilusiones,
alguna vez, otras nos sorprendemos con que los afectos de otras personas, que
parecían definitivos, no lo son, incluso alguna mas advertimos la tormenta
antes de que se produzca, pero en todos los casos, creer en que pase lo que
pase es nuestro plan de vida, nos capacita para seguir esperando y confiando en
que aquello que está diseñado para nosotros, sucederá.
Saber esperar es todo un arte. A veces, durante la espera
nos asaltan las dudas de si lo que
ansiamos se producirá o no, pero de cualquier modo hemos podido gozar soñando
con lo que esperamos…tal vez el destino nos sorprenda y sea aún mejor de lo que
creímos. De no ser así, nadie podrá quitarnos los momentos de goce pleno que
habremos disfrutado en la soledad íntima de nuestro corazón mientras
dibujábamos, en el mapa de nuestra mente, lo mejor que nuestra imaginación nos
regaló.
No entendi
ResponderEliminarEl mensaje que pretendí transmitir es el del "arte de saber esperar"; el sosegarnos cuando algo no llega e incluso, disfrutar de esa espera porque la realidad puede sorprendernos con lo que llegue.
ResponderEliminarTal vez ahora mejor?