Me
gustaría encontrar la parte mía en ti. Hoy que se cumple el día en que naciste.
Hoy que seguramente no leerás esto. Hoy que una vez más serás tú y no yo.
Me
ha costado mucho respetarlo y aún más entenderlo porque yo lo viví diferente y
he aprendido contigo que uno espera de los demás lo que él dio, lo que él es y
no es así; y no debe serlo.
En
nuestros encuentros hay muchos desencuentros, diferencias, afirmaciones y
distancias que no son nada más que una forma de saber que somos dos. Sin
embargo, yo siempre te encuentro en lo más profundo de mí, no como yo quisiera
sino como tú eres, tan diferente y maravillosa.
Pensé
todo el día si escribir estas palabras. Luego, después de saborear unas dulces
lágrimas por no estar contigo ahora, he decidido hacerlo.
¡Qué
importa si lo lees o no!, ¡Qué importa si estas o no!! Qué importa si nos
parecemos o no!.
No
importa nada más que tenemos un profundo amor en el medio de las dos que nos
une, en la distancia, en la diferencia, en lo distinto, en la lejanía. Y a ese
cariño inmenso es al que agradezco que me eligieses como madre en un momento
muy difícil para mí, cuando mi propia madre se despedía de la vida, de mí, de ti…
Posiblemente
me sientas demasiado tierna, demasiado suave, demasiado bondadosa para un mundo
en el cual los que triunfan son los contrarios. Pero yo he triunfado y a lo
grande. Porque tengo lo que quiero y eso es tenerlo todo. Y en ese tener entra
tu ser.
¡Que
sepas elegir siempre lo que te haga feliz! Y que seas capaz de dejar el mundo
al que viniste, un trocito mejor.
Te
quiero mi niña.
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