Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 28 de abril de 2014

LA SENSACIÓN DE ABANDONO



Hay muchas cosas temibles, pero una de ellas es ésta. La sensación de abandono está acompañada de indefensión además de conllevar la pérdida de algo valioso, de lo que amamos o nos acompaña y que perdemos sin remedio.
         Sentirse abandonado es como estar desnudo entre la gente. Es como desear caricias y sentir ráfagas de viento frío; como necesitar oxígeno y respirar humo.
         No encuentro sentimiento tan fuerte como el que acontece en el corazón de quienes creen haber sido abandonados por sus madres. El abandono con cualquier matiz es siempre asfixiante.
         En el aire flota siempre la pregunta del  por qué. Uno no encuentra razones para que le aparten del amor por muy mal que nos vaya. Cuando amamos, desde el centro del corazón, todo parece banal frente a este sentimiento y realmente, por encima de todo le ponemos a él perdonando y perdonándonos todo.
         Entonces, en esos momentos de profunda soledad del alma, cuando le falta lo que anhela tanto, es cuando los sueños comienzan a tomar forma, cuando todo se subordina al deseo del reencuentro y cuando el sentimiento de desamparado sirve de trampolín para comenzar la búsqueda…de quien nos abandonó o de quien pueda sustituir las ansias de amar, de algún modo.
         Y es que, al fin y al cabo, amar y sentirse amado es lo mejor que nos puede pasar.  Lo contrario nos hace rozar esta sensación amarga del abandono.


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