Es
la primera vez que vemos esta situación, al menos desde que yo nací. Calles
vacías, gentes apenas asomadas a los balcones, pocos coches, servicios urbanos
cancelados, distancia de seguridad… pero sobre todo, preocupación y miedo.
Es
un momento diferente y una razón difícil de hacer frente. Todos nos encontramos
indefensos. Es como si unos pequeñísimos entes amenazadores se colasen en
nuestro sistema celular y lograsen someter su funcionamiento a sus propios
intereses. Una especie de tiranos que esclavizan el espacio que invaden; unos
ladrones de producción que entran con su propia llave a devastar lo que pillan
a su paso para engrosar el número de clones que logran en su asedio.
Posiblemente,
nos enfrentamos a una crisis sin precedentes en donde, entre lo poco que
podemos hacer, es estar unidos, sentir fortaleza y enviar fuerza a los que
están en el proceso activo.
Desde
lo más profundo del corazón este mensaje de solidaridad con la humanidad, con
los continentes de nuestro mundo, con los países lejanos y cercanos, con los
vecinos de otras calles y la nuestra, con los familiares y con todos los que
amamos mucho o menos.
A
tod@s, mi luz.
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