Uno de los valores mas polémicos del ser humano es la autenticidad.
¿Qué es ser auténtico?¿Es decir siempre la verdad?¿Es comportarse como te han dicho?¿Es seguir unas reglas o cánones de una religión, una institución, una asociación determinada?.
Ser auténtico es conseguirla coherencia entre tus actos y tus pensamientos, entre tus palabras y tus obras, entre tu forma de decir y tu forma de sentir.
Deberíamos cuestionarnos si realmente nos comportamos así o somos una distorsionada fábula de nosotros mismos.
Veamos este breve relato:
Había una vez una rana que quería ser una rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio, se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad.
Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin, pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían qué buena rana, parece un pollo.
· ¿Supo antes de morir si era una verdadera rana?
· ¿Por qué fracasó la rana en su intento de saber si verdaderamente lo era?
· ¿Qué es la autenticidad?... Preguntas interesantes si no acertamos a descubrir dónde está el comportamiento auténtico, ese que hace que tu mismo seas cómo te haga sentir bien sin atender a los reclamos de los demás.
¿Hay algo más necesario…y a la vez más comprometido?.
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