domingo, 2 de junio de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE

 

… Sin pensarlo, me solté de la presión que ejercía Noreta sobre mi brazo y fui con rapidez a por un cuchillo de cocina. En un instante, regresé asestando una patada seca y potente sobre la puerta; la visión del interior del cuarto, fue desgarradora… 

 

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Postrado en la cama yacía mi hermano, casi sin vida. Junto a él, sujetándolo, el extraño amigo de mi padre, y éste arrodillado en el suelo con un viejo bisturí que pertenecía a un maletín todavía más ajado posado  sobre el suelo.




 

El estruendo de la puerta golpeando la pared detuvo a mi padre de hincar el puntiagudo artefacto en el pecho de mi hermano. Por primera vez, vi aquel horrendo tatuaje en tonos violeta que ocupaba gran parte de su torso.

 

-Papá, ¡no!...

 

-Si no cierras esa puerta ahora mismo clavaré este estoque en tu hermano y continuaré borrando cualquier signo que en esta casa exista de aquella horrible etapa que nunca debió ocurrir.- Mi padre, empapado en sudor, temblaba sin poder fijar su vista en mí. Dislocado y ansioso, comenzó a dejar caer una baba espesa sobre el cuerpo desnudo de mi hermano. De pronto, el estilete cayó al suelo desde su mano blanda y macilenta. Miró al techo fijamente mientras su pesado cuerpo se desplomó en el suelo sacudiéndose una y otra vez. 

 

Entré apresuradamente para  tratar de evitar lo que era ya un hecho. Mi padre había muerto encharcado en su propia rabia y destrozado por el rencor que había guardado tantos años dentro de sí.

 

Ernesto, su viejo compañero, intentó salir velozmente para evadir cualquier responsabilidad, pero mi hermana le detuvo mostrándole la llamada a la policía que ya estaba en curso en su teléfono.

 

-      Todo ha terminado.- Le dijo implacable.- No sabemos qué os unía tanto a los tres, pero vamos a averiguarlo ahora mismo y serás tú quién nos digas cómo hemos llegado hasta aquí sin conocer la verdad.

 

Me sentí unida a aquella chiquilla pelirroja de una forma inexplicable. No solamente había ganado una hermana aquel día, también una amiga cómplice de mis angustias no resueltas durante más de veinte años. 

 

Acababa de perder a mi padre pero no a los secretos que encerraba su extraña vida porque su amigo era tan culpable como él y ahora podría desentrañar la misteriosa historia por la cual todos nos encontrábamos allí…

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