domingo, 26 de mayo de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 

 ANTERIORMENTE


 

Allí estábamos. Dos desconocidas que tenían, al menos, un mismo padre sin saberlo hasta aquel momento. Unidas, sin embargo, por una historia dramática de la que ella, sin duda, tampoco se había librado. Nos cogimos de la mano de forma espontánea. Algo inusual sucedió entonces. Nos miramos con ternura y notamos cómo ambas temblábamos llenas de miedo.

.- No sé cómo te llamas. No sé nada de ti. No puedo resumirte mi vida en un instante ni creo que tú tampoco, pero estoy segura que nos une un mismo destino ante el que anteriormente estábamos solas.-Ella comenzó a llorar en silencio y se abrazó a mi…

 

___________  

 





         En el fondo, lo que más me había descolocado era la existencia de mi padre. Le creía muerto desde hacía mucho tiempo y con su marcha, había activado en mi mente todos los mecanismos para olvidar lo que había visto desde mi cuarto cuando era pequeña. Otra vez, mi pasado volvía con fuerza y, parecía que ahora, sin posibilidad de relegar aquellos malditos recuerdos que tanto daño me hacían.

 

         Mi recién conocida hermana no dejaba de sollozar. Se agarraba a mi jersey con tanta fuerza que, finalmente, introdujo uno de sus dedos por la lana que cubría mi brazo clavando su uña en él. Por fin, logramos escuchar alguna palabra de aquella conversación que mantenían ambos entre los gritos de dolor de mi hermano.


-Hay que borrar esta marca.- Gritó mi padre con una voz desquiciada y ronca. 

 

-Está muy débil. Habrá que esperar a que se recupere.

 

-¡Te he dicho que se hará ahora mismo!. No podemos arriesgarnos a que se enteren y es lo único que le vincula con le C.E.I.T. (Congregación de Espíritus para los Interrogatorios de Tránsito).

 

-¡No puedo!. Hace mucho que no ejerzo la medicina y…puede morir si lo intento.

 

-¡Estúpido inútil!. Lo haré yo mismo. -Un silencio aterrador cubrió el espacio que ocupábamos todos. No podía permitir que mi hermano muriese. Nada me importaba la razón que les unía a los tres a través de aquellas extrañas siglas. Lo único que sentía, era el impulso  de salvar a mi hermano de la sangría que mi padre estaba a punto de hacer sobre su cuerpo. Sin pensarlo, me solté de la presión que ejercía Noreta sobre mi brazo y fui con rapidez a por un cuchillo de cocina. En un instante, regresé asestando una patada seca y potente sobre la puerta; la visión del interior del cuarto, fue desgarradora… 

 

1 comentario: