jueves, 15 de diciembre de 2022

DESGRACIAS EN NAVIDAD

 

         Todos pensamos que la Navidad lleva consigo un volcán de felicidad que se expande a todos sin excepción. Sin embargo, casualmente, la mayoría de este tiempo especial, que se abre como un relámpago desenfrenado en la vida normal y provoca, por contraste, un efecto rebote.




Las desgracias se suceden con más fuerza. Catástrofes, suicidios, asesinatos; gente que se “esfuerza” a la fuerza por agradar o por soportar a los familiares de la pareja. Niños que son rechazados o incómodos para padres que nunca los ven. 


Parejas que no se aguantan en celebraciones familiares, a duras penas, y un sinfín de casuísticas que parecen coincidir en estos momentos que todos suponemos de bienestar y tranquilidad. 


Miedo dan los momentos diferentes. El verano y sus “alegrías” tampoco resulta para todo el mundo especialmente bueno. Son espacios que se cubren con aparentes buenas intenciones pero que pronto se tornan en hechos irreverentes o incluso desgraciados.


La Navidad tiene que ser, sobre todo, un tiempo de reflexión. De pensar en lo que tenemos y no en lo que nos falta, de saber que nada es tan importante como para hacer locuras y destruir una familia o la vida de otros. De entrar dentro del corazón y suavizar los dolores propios y los de los más cercanos. De colaborar con los que sufren lejos y no conocemos. De solidarizarnos con las desgracias que no son nuestras…pero que pueden llegar a serlo algún día.


Que nos sirva, este tiempo especial, para pulir nuestro corazón y expandir su luz a quienes más lo necesitan. 

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