Hay
épocas en el año que obligan a un nuevo
comienzo. Ésta es una de ellas. El verano ya va siendo historia y como por arte
de magia nos vemos imbuidos de nuevo por otro ciclo diferente que comienza.
Las
personas que tienen hijos pequeños marcan su vida por las fases escolares
porque el mundo gira en torno a ellos en ese momento. Septiembre es el mes del
comienzo de los estudios y eso marca.
Aunque
nada tengas que ver con el mundo del libro, aún así, ves el movimiento de
alrededor. Y con ello, la diferente forma de llenarse la ciudad de coches, las
tiendas de gentes en busca de nuevos calzados y ropas que se ajusten al
crecimiento y las calles con madres y niños que han cambiado la bolsa de la
piscina por la nueva mochila.
Parece
que la vida te ordena nuevamente. Es como si a la explosión de calor y su marea
loca le siguiese el comienzo del frío y el denostado orden.
Es
necesario empezar bien. Algo parecido a lo que sucede el día 1 de enero. Se
trata de no repetir curso, en nada. Ni en lo académico ni en lo personal.
Aprender
a aprender. Volver sobre lo equivocado. Remendar errores. Y, sobre todo,
empezar de nuevo.
La
magia de un nuevo comienzo es lo que
parece que abre una puerta a las oportunidades. Es como si alguien nos invitase
a pasar a otro lugar donde no sabemos qué va a suceder pero que promete ser
diferente.
No
me gustan las rutinas aunque reconozco que están basadas en hábitos que nos
hacen sentir cómodos.
A
mí me parece que restan vida. Tampoco me gusta dormir porque, según mi criterio, también resta parte de ella.
Lo
que hacemos siempre parece lo menos malo porque en realidad estamos temerosos
de que si sucede algo será peor aún. Es una creencia absolutamente infundada.
Los
cambios cuestan. Moverse obliga a realizar un esfuerzo. Quedarse quieto puede
resultar asfixiante.
Al
menos, cuando tomamos la decisión de cambiar algo en nuestra vida, en nuestro comportamiento,
en nuestra medida para usar la tolerancia, en el aguante o en la ambición
estamos preparando el terreno para que la ilusión y el entusiasmo asomen de
nuevo. Y eso si es lo que de verdad transforma.
Apuesto
por el cambio. La rutina mata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario