lunes, 24 de diciembre de 2018

SIENTA EN TU MESA...



Sienta contigo todo lo que te acompaña siempre. Sienta a tus miedos, tus pensamientos limitantes, tus fantasmas, tus pesadillas y tus demonios.

Sienta en tu mesa los logros de este tiempo cercano, los intentos fallidos, los aciertos de pleno. Sienta a tus ilusiones, los sueños que deambulan entre tus pupilas, lo mejor de ti y los peor del yo.



Sienta en tu mesa a tu compasión, a tu sentido originario del cuidado del otro, a tu ternura por el que sufre, a la mención para aquellos que ahora mismo no tienen nada o tienen mucho dolor.

Sienta en tu mesa a los propósitos de enmienda, a los nuevos comienzos abandonados,  a los fracasos que te hirieron, a tu orgullo y a tu soberbia. Siéntalos junto a la paciencia, la bondad y tus ganas de encontrar lo mejor de ti.

Sienta a tus seres queridos que te ven desde el otro lado, a los peques que juegan ajenos a lo que el mundo que será su vida, sienta a cada mendigo, cada inmigrante, cada refugiado que hoy, como ayer o como mañana, pueden estar muriendo en el mar, en una guerra o en cualquier falta de derecho humano que les borra de esa consideración.

Siéntate en tu mesa, con los tuyos o en soledad. Cierra los ojos. Agradece estar dónde y cómo estás. 

Si no estuvieses bien, sienta a tu mesa la petición profunda desde el corazón de mejorar en cualquier ámbito en el que estés padeciendo.

Vuelve a agradecer la vida que has vivido, el tiempo de bonanza, las alegrías y los goces intensos, los besos, las caricias, el amor que te han dado, el que has recibido, el que has devuelto.

Siéntate y enciende tu luz.

El mundo se moverá con tu intención. 

Con tus  deseos, con tus sueños.

Sienta a tu mesa a tod@s los que desees, a tu lado, en tu frente pero contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario