domingo, 18 de marzo de 2018

MIEDO AL SILENCIO



Estaba buscando alguna reflexión que me sacase de una tarde de domingo, un tanto vacía y desganada. 

Hace tiempo que pienso que tenemos demasiado ruido alrededor; que a veces el ruido somos nosotros y que ya no podemos sino estar a gusto en ese ruido. El silencio parece peligroso, es como si nos anunciase que algo malo va a llegar o que estamos inmersos en ello ya.



No estamos tranquilos con el silencio. Nos parece vacío. Nos deja esperando que algo suceda, es como el paso anterior a una desgracia. El silencio hace presente los miedos y eso no nos gusta.

Sin embargo, el silencio es presencia. En él nos encontramos con nosotros y eso es lo que tal vez asuste.

Comparto estas reflexiones que van acompañadas de algunos pensamientos cortos pero de intenso calado.

Feliz comienzo de semana.
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“…Caminaba con mi padre cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
- Estoy escuchando el ruido de una carreta.
- Eso es -dijo mi padre-. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre:
- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía, si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace.
Me convertí en adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente y haciendo de menos a la gente, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: "Cuanto más vacía la carreta, mayor es el ruido que hace"
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y permitirle a los demás descubrirlas. Y recuerden que existen personas tan pobres que lo único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que aquel que está solo lleno de sí mismo.

- Si el sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!

- El que se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para conseguirlos.

- El árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por falta de raíces.

- El hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.

- La propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote el leño seco.

- Si eres sensato valoras más el juicio de los pocos que te conocen de verdad, que las alabanzas o los juicios negativos de los que te desconocen.

- El necio se irrita con la corrección del amigo y se hincha con la alabanza del adulador.

- El orgullo hincha la pobreza del necio y la humildad agranda la riqueza del sabio.

- El orgullo es la fachada de la estupidez y la humildad es el cimiento de la sabiduría.”

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