jueves, 13 de abril de 2017

LOS ÁNGULOS DE NUESTRA VIDA



Pasamos por muchas etapas; son muchas las circunstancias que van cambiando, las personas que entran y salen de nuestra vida.

 Las rutinas cambian, los hábitos se renuevan, vamos para atrás y para adelante. Nos caemos y nos levantamos y en este juego pasa la existencia.

Nos vemos iguales, pero somos otros. De pronto te encuentras descubriendo que aquella comida que tanto te gustaba no te sabe especial; que los aromas que deseabas han dejado de estimularte o que aquella música que disfrutabas con pasión ahora suena demasiado fuerte.

La vida nos va suavizando. Lima nuestras esquinas, lame las asperezas y reduce las rebeldías.

No sabemos cómo. Tampoco en qué momento, pero sin apenas sentir la forma o el modo en que sucede, algo se escapa lentamente para no volver.

Sucede con las amistades, con las compañías y hasta con el amor.

Todo cambia. Nuestra forma de ver la vida también. La realidad está fuera y es la que es. La existencia pone el marco y dibuja el cuadro.

Todo empieza y termina en uno; en esa chispa mágica que es la vida. 

Aprender a ser felices es aprender a estar bien con uno mismo, elegir lo que te haga sentir bien y empezar a despedirte de lo que te aleja de tu centro. Pero también es verdad que hasta que entendemos y sabemos lo que queremos hay toda una carrera de obstáculos salpicados de emociones, sorpresas y sensaciones que nos hacen llegar al cielo y besar el infierno.

En un momento no preciso, uno empieza a seleccionar. 

Sutilmente. Sin saber cómo, pero de alguna forma esto te vale y lo otro no. Aquello conecta con tu interior y lo otro, para nada y vamos renovando nuestras pasiones o nuestros miedos.

Lo deseable es ir mejorando en ese trayecto; mejorar significa salvar las  carencias, renovar esperanzas y despedir temores.

Que cada vez seamos más serenos, menos necesitados y muchísimo menos ansiosos; más capaces de aceptar lo que venga y decir adiós a lo que se vaya.

Que seamos más lo que hemos venido a ser.


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