De
vuelta…
Mis
queridos lectores, después de muchos meses me dispongo a retomar la historia
que se desarrollaba en la sección de los domingos “Viaje a Ítaca”.
Supongo
que todo este tiempo de silencio habrá hecho que se nos olvide la trama
principal. Por ello, voy a resumirla para que podamos conectar de nuevo con el
final de este relato que quedó inconcluso.
Más
tarde, como os prometí hace tiempo también, comenzaremos a conocer a Katy, en
el “Diario de una díscola”, sección que ocupará igualmente los domingos.
Vamos
a revisar el relato que espera para ser terminado.
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“Owen,
afamado psiquiatra, abre una clínica para terapias de conducta. Su amigo Marco
le ayuda en la apertura, a la vez que es cómplice de guardar una libreta en la
que el doctor mantiene información secreta sobre una banda dedicada a extraer
órganos de niños huérfanos.
Muchos
de sus antiguos amigos están detrás de esta información encriptada en un pen
drive y en su teléfono móvil.
Marco
muere en un atropello y pierde el lápiz digital que encuentra un niño, cuya
madre china termina uniéndose a Owen.
El
doctor preso de paranoias que llenan de sufrimiento sus días tiene un amigo que
parece ayudarle siempre, Steven. Más tarde descubrirá que es la antigua pareja
de Swa, la mujer china que está ahora unida a él.
Después
numerosas vicisitudes termina creyendo que todo lo que le ha sucedido es un
sueño. Sin embargo, pronto descubre que hay indicios de que lo soñado sea real.
Swa
descubre que Steven es un impostor y que está de nuevo cerca de Owen para
reunir la mitad de un medallón que le dará la clave para conocer la información
que precisa. (…)”
Hemos
quedado en este punto. Pronto descubriremos cómo se resuelve esta trama.
Dejo
la última entrega como recordatorio.
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¡Quiero el medallón.
Basta de charla.!
.-No lo tengo.
.-Pero sabrás donde
encontrarlo.
.- No lo sé.- Swa mintió
asustada sin saber si lo mejor sería dárselo. Algo la decía que no.
.- Yo mismo mandé que le entregasen
a Owen la mitad que le correspondía, por
medio de mis contactos. Sabía muy bien que la otra parte sería fácil de
encontrar si él la tenía. Y mira de qué forma llegó a ti. ¡Dámela he dicho!.-
Steven había recogido la otra mitad del medallón que caída bajo el asiento
trasero esperaba a ser rescatada. Le faltaba la mitad que Swa había escondido
en la caja de marfil. Estaba seguro de que ella sabía dónde estaba.
Una de las poderosas
manos de aquel viejo amante de la mujer china alcanzó su delicado cuello. Lo
abarcaba sin dificultad. Comenzó a apretar con la intención de matarla si no
era capaz de arrancar de sus labios el paradero del colgante.
Swa sin poder respirar apenas, le indicó con
la mano que la soltase para poder decírselo.
Tosió repetidamente hasta
que pudo recuperar la voz.
.- Está bien. Eres el ser
despreciable que odié cuando te fuiste. Te lo daré y nos olvidarás para
siempre.
.-No puedo olvidarme de
mi hijo. Te diré de hecho que está muy contento con su nuevo hogar…algo lejos
de aquí. -Swa creyó enloquecer. Aquel malvado hombre se había llevado a su
hijo, tal vez para siempre.
.-¡¿Has secuestrado a mi
hijo?!. Dime dónde está. ¡Te odio!.
.-Mi querida Swa, estás
confundida. Es mi hijo también y tengo derecho a disfrutar de él…otros nueve
años… al menos. ¿No te parece justo?.
.-No te daré el colgante
hasta que Liu no esté junto a mí.
.-Uhmmm has olvidado
quién pone las reglas aquí. Qué pena mi pequeña chinita. Tendré que matarte
entonces. Pero quiero que lo pienses bien. En realidad es muy triste que un
niño crezca sólo, sin su madre, sin poder verla más.- Swa se encontraba en el
peor momento de su vida.
.-Cómo sé que está bien.
Cómo sé dónde está.-Steven saco su teléfono móvil y marco un número demasiado
largo para ser la zona en la que estaban. Apretó la tecla de la
videoconferencia y al momento visualizó a su hijo en una playa jugando con la arena.
.-¡Hola mami!, ¿cuándo
vienes?. Me ha dicho papá que estaremos aquí pronto los tres. –Swa con las
mejillas llenas de lágrimas sordas cogió fuerzas para hablarle.
.- ¡Mi niño!, ¿estás
bien?. Sí si pronto estaré contigo.-Al fondo había un letrero en principio
indescriptible. Steven le quitó el teléfono para despedirse del niño sin
dejarles hablar más.
.- Te llevaré con él
cuando me des la otra parte del medallón.- De pronto, la mujer china pudo
reconocer el tipo de lengua en la que estaba escrito el letrero. Era coreano.
¡Le había llevado a Corea!.
.-¡Cómo has podido!.
Nunca saldrá de allí.- Swa sabía que Steven procedía de Corea del Norte.
.-Solamente hay una
opción mi delicada geisha. Tú irás con él. (…)
Espero poder cumplir con
este propósito y que sea de vuestro agrado.
Solo me queda mostrar mi mayor agradecimiento a mis dos amigas (G y C) siempre pendientes de que continúe estos relatos que a veces se detienen en mí.
Solo me queda mostrar mi mayor agradecimiento a mis dos amigas (G y C) siempre pendientes de que continúe estos relatos que a veces se detienen en mí.
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