DOMINGO ANTERIOR
La puerta de la calle se abrió. Ambos se quedaron inmóviles.
¿Quién podrá tener llave de aquel piso?.
Mientras tanto la vieja bibliotecaria parecía moverse en aquel
charco de sangre.
.-Hay que llamar a una ambulancia. ¡No está muerta!.-dijo la
mujer morena mientras se agachaba para comprobar si su corazón latía.
Owen se abalanzó sobre ella para rodear su cuello con en el
cinturón de su bata. La reacción de su cuerpo hizo que soltase de golpe la
cajita de cristal que llevaba en su mano.
El escorpión libre de su celda comenzó a caminar lentamente hacia
su presa…
Relato del Domingo (03-07-2016)
Ajeno a ello, Owen siguió apretando aquel cinturón que de repente
se había convertido en la cuerda más sanguinaria.
Alguien avanzaba hacia la biblioteca. La puerta se abrió de golpe.
.-¡Owen! No lo hagas. Estaremos perdidos para siempre.- Enmarcada
en el dintel de la puerta estaba Swa. Pálida, demacrada y apenas sin fuerza en
su voz. Detrás de ella, otra figura masculina le seguía de cerca.
Owen impresionado y lleno de sorpresa soltó a la mujer morena que
hacía enormes esfuerzos en el suelo por poder respirar. Rápidamente se acercó a
Swa para abrazarla.
.-¡No estás muerta!. ¿Qué es todo esto?¿Qué ha sucedido?.- Lejos,
en la puerta principal, una voz masculina le contestó.
.-Owen, vámonos de aquí. Este es el escenario de un crimen. Stella
está muerta.- Era la voz de Steven. ¿Qué hacía con Swa?.
No había tiempo de pensar. Tomó la mano de su amada y bajaron
despavoridos en busca del coche de su amigo.
Owen absolutamente descontrolado no podía entender cómo habían
llegado hasta allí desde la escena que el recordaba.
Estaba seguro que Swa había
muerto en aquella acto dantesco cercano a las naves donde la habían violado.
¿Cómo era posible que ahora estuviese con Steven?¿De qué forma habría salido de
allí?¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?.
Callado y sin dejar de pensar un solo momento, trataba de calmarse
para recibir las explicaciones que, sin duda, sus amigos tenían que darle.
Steven arrancó su coche aceleradamente y sin rumbo.
.-¿Qué es todo esto?.-preguntó Owen con una voz desconfiada y molesta.-
Dime Swa, ¿de qué conoces a Steven?. ¿Cuánto tiempo hace que estoy
inconsciente?.-
La pareja se miró indecisa.
.-No sé si es conveniente que sepas la verdad, mi querido Owen.-
respondió Swa con una voz casi imperceptible.
.-¿Qué?¿Cómo?. ¿Acaso me estás diciendo que me quede en este vacío
que deja mi mente en blanco?. No puedo creer lo que escucho. ¡Dímelo Swa!, dímelo
ahora mismo.
.- Han pasado muchos meses Owen. Demasiados.- Owen la miraba
inquieto intentando ocultar el nerviosismo que sentía. No dijo nada. Quería que
fuese ella quien siguiese hablando.
.-La policía me salvó de morir en aquella ocasión. Siempre tuve tu
teléfono conmigo y Steve…- en aquel momento se dio cuenta de que el doctor
siempre empleaba la –n- final del nombre y que caería rápidamente en la cuenta
de la familiaridad que les unía.
.-¿Steve?, ¿así le llamas?.
.-Owen es complicado.- intervino Steven, pero podemos explicártelo.
El doctor sentía como un aflujo inmenso de sangre oprimía su pecho.
Era como si quisiera estallar con el dolor que imaginaba. Dudo, por un momento,
de si realmente querría saber la verdad o no podría soportarla.
.-Verás Owen.-prosiguió Swa. – Steve es el padre de Liu.- En aquel
instante se hizo un demoledor silencio que lo invadió todo por completo.
.- No puede ser verdad. ¿Por qué me lo ocultaste?.- Ninguno de los
dos supo responder. La cabeza del psiquiatra estallaba repleta de preguntas.
Pero lo peor era aquella certeza que como una lanza afilada le traspasaba la
mente.
.-Estáis juntos de nuevo, ¿verdad?...
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