miércoles, 28 de diciembre de 2011

LOS ZAPATOS DEL OTRO

El sufrimiento forma parte de la experiencia humana. Las personas se dañan unas a otras: dañamos a otros y otros nos dañan. Saber esto es comenzar a ver con claridad. No sólo somos víctimas. Muchas veces nos convertimos en verdugos empeñados en escarmentar a quienes nos han hecho sufrir. La única manera de solucionar esta adicción a culpabilizar al resto, y reaccionar en consecuencia, es hacernos amigos del dolor, de la soledad y del sufrimiento propio para entender el de los demás. La compasión surge cuando uno reconoce que ha estado en el mismo punto. Enfadados, celosos, solitarios, rencorosos…tenemos comportamientos extraños y contrapuestos que los demás tampoco entienden. Si nos sentimos solos, decimos palabras crueles; si queremos que alguien nos quiera y no lo hace como deseamos, lo insultamos; si tenemos miedo a que nos abandone, lo ignoramos… reacciones que llevan la semilla de la incongruencia en sí mismas.  Comenzamos a ponernos en los zapatos del otro cuando reconocemos, no que somos superiores y desde ese pedestal perdonamos, sino que hemos estado en el mismo estado y reaccionado de idéntica forma. Cuánto más conocemos nuestros venenos, más entendemos los de los demás.
El ego nos juega malas pasadas. Lo intenta personalizar todo. Es una habitación que decoramos a nuestro gusto, disponemos a nuestra temperatura, rociamos con los aromas preferidos y completamos con la música que elegimos.  Cuanto más queremos que la vida se adapte a nuestros gustos, más temes a los demás, y lo que está fuera de tu habitación se va haciendo cada vez más grande e imposible. En lugar de estar más relajados comenzamos a cerrar ventanas y puertas. Cuando salimos, la experiencia de vivir con el resto se va haciendo más desagradable e imposible. Estamos más irritables, más temerosos, más sensibles que nunca. Cuánto más tratas de hacer las cosas a tu manera, menos cómodo te sientes. Comenzar a entender a los demás equivale a abrir la puerta para ser honesto contigo mismo y abrazar la sensación de comprenderles.
Muchas veces son las expectativas no cumplidas por los demás, las que nos dañan, no ellos mismos. No establezcamos objetivos con lo que el resto debe darnos de sí mismo porque en realidad lo que queremos con ello es ganar nosotros, tener éxito en lo que proyectamos para los otros sin contar con ellos, con sus reacciones, con su peculiar punto de partida. Sintámonos libres de exigencias con ellos. Andemos en sus zapatos algún tramo y si definitivamente concluimos que estamos frente a una persona que nos causa un dolor gratuito, alegrémonos de algún modo porque estamos enfrente de un profesor. Si con ello estamos aprendiendo a comunicar, no a ganar, ese será el verdadero camino hacia nuestra evolución.

5 comentarios:

  1. Ya me dirás dónde adquiriste tu varita mágica!, si quieres.
    Un beso
    Xara

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  2. Ayer, mi tema favorito fue, ponerse en los zapatos del otro. Todo el día estuvo impregnado de esa necesidad. No lo conseguí, solamente me aferraba a mi dolor, a la necesidad nuevamente, de ser entendida, comprendida.., ¿cuántas de las personas que me rodean, se han puesto alguna vez mis zapatos?, eso es lo que busco y por lo que veo es justamente lo contrario, así es que mi trabajo consiste en ver tantos maestros en mi entorno, de los que aprender a relacionarme, a comunicar como bien dices.
    Hoy es el día idóneo para practicar y abandonar el victimismo.
    Xara

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  3. Xara, es también necesario que se pongan en los nuestros...como no!!...quién no desea que se le considere, se aprecie su dolor o sean compasivos con nosotros!!. Lo que ocurre es que el único camino para que la vida nos devuelva lo mismo es comenzar a serlo nosotros. No hay otro. Permitamos que suceda el dolor y el sufrimiento. Resistirse a ello es perpetuarlo aún más. Una vez que no haya resistencia...comenzará a dejar espacio a otras emociones por falta de atención.
    Un beso

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  4. Solo cuando salimos del cuarto que construimos con nuestro ego podemos experimentar todas las situaciones que se viven en el mundo tales como soledad,desamor,sufrimiento solo en la medida que nos toque vivirla podemos experimentar y entender al otro, a veces no entendemos su malgenio,su manera de ser !hoy despues de leer esto se que debo entender el dolor ajeno y dejar de ser la victima,

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  5. El victimismo es un vestido que llevamos puesto con mucha facilidad. Creemos que nos protege...y sin embargo, sólo nos destruye.
    Es difícil superar el EGO, está demasiado pegado a la piel. Pero si podemos aprender a distanciarnos mediante la meditación y la reflexión sobre nuestros actos impulsivos, soberbios y arrogantes cuando éstos causan dolor...un daño gratuito que nunca debe quedar impune en nuestro corazón.
    Besos

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