sábado, 17 de agosto de 2024

¿ESTÁS EN UN PUNTO MUERTO?

 La vida no es lineal. Hay cambios, quiebros y alzamientos. Sentimos felicidad y tristeza, acabamos situaciones para iniciar otras. La vida es impermanencia; si algo no es, precisamente, es quietud.

 

         Puede que estés en un punto muerto; en un agujero negro en el que todo parece haberse parado, en un paréntesis del cual no sabes cómo ni cuándo salir.




 

         La buena noticia es que nada dura para siempre, ni siquiera lo malo. Las situaciones se terminan resolviendo de una forma u otra. 

 

En oriente, hay una frase muy corta pero muy eficaz que dice así: “wait and see”…”espera y verás”. Esta breve aseveración nos invita a tener paciencia. Bonita palabra que podemos dividir en “PAZ-CIENCIA”, la ciencia de la paz. Y es que la paciencia nos instala en la tranquilidad, en el equilibrio y nos aparta de las tormentas mentales que se forman, como nubes negras, en lo más recóndito de nuestro corazón.

 

         La paciencia, sin embargo, no equivale a pararnos. Sí a esperar, pero sin detenernos. Podemos abordar el asunto que nos preocupa con la determinación de la “ espera”, del “dejar fluir”… de “ ver qué pasa sin acelerar los tiempos”, pero eso no significa que detengamos nuestra vida.

         Por muy mal que te parezca, en este momento, tu existencia o algo en ella, no te detengas. “Avanza”. Deja que te lleven en volandas tus sueños, tus deseos no alcanzados, alguna meta por cumplir, lo más mínimo que te permita echar un paso adelante del otro para continuar la vida.

 

         Nada, ni nadie es más importante que tu equilibrio porque sin él no serás útil ni valioso para el resto tampoco.

 

         Abraza tus fantasmas, tu oscuridad, tus amarguras o tus penas…pero sigue adelante aún con ellas como compañeras y en el camino se habrán transformado sin darte cuenta.

lunes, 12 de agosto de 2024

TU SILLÓN PLATA

 Todos tenemos en casa un apreciado sillón.

Un sillón que perteneció a alguien muy querido,

que le protegió, entre sus paños, en sus horas amargas, que acogió los dolores de su alma y las alegrías de momentos dichosos.

 

         Su sillón está presente, como él mismo. Me atrapa, de vez en cuando, en su seno como si su regazo me protegiese. Me habla de su paciencia, del tiempo de sueños durante el que se enamoró de él, de pensamientos oscuros y de claridades meridianas que sentía muy suyas.




 

         ¡He aprendido tanto contigo de él!.

 Fuiste barco con el que navegó por los sargazos de su vida, 

calma y reposo de los tiempos oscuros del hambre y la sed del alma, 

de  momentos eternos en los que se sentaban en aquellos tus brazos, sus nietos llenándole de besos,

 de mi mano junto a la suya prometiéndole que aprendería de su sabiduría, 

que sabría, como él, observar despacio y callar después para actuar con acierto.

 

         Y miro al cielo, y agradezco este día en el que viste la luz por primera vez. 

 

¡Fuiste tan bondadoso con el mundo, tan amable con su gente, tan amoroso con los suyos.!

 

¡Cómo poder olvidarte, ni un solo día.! 

 

Por mis venas corre tu sangre; por mi cabeza tus ideas sabias; en mi corazón…tu dignidad magnífica en la elevada emoción que ahora embarga mi alma y mi cuerpo, con los pensamientos elevados que, tú papá, dejaste en mí.

 

¡Felicidades, ahora, en tu sillón del cielo!, seguro que allí también serás un alma especial.