Domingo anterior
.- ¡Owen cariño mío!, estoy aquí. Dame la mano y ven conmigo.- En
ese momento el resto de la gente ayudó a Swa, compasivamente, a izarlo del
suelo. El cuerpo diminuto de la mujer china se quebraba ante el peso del cuerpo
pesado e inánime que yacía bajo la mesa.
Una vez más, la dislocada mente de Owen había puesto ante el
abismo a su paciente y comprensiva amante. ¿Cuánto podría resistir aquel
extraño sentimiento?.
Mientras sucedía todo
esto, el teléfono de Owen no había parado de sonar. (…)
_________________________________________________
Domingo 27_12_2015
El doctor, una vez en pie, sacudió su chaqueta, pasó la mano por su
cabeza y estiró su pelo.
Tenía una sensación extraña. Miraba a la gente arremolinada en
torno a él sin acertar a comprender qué había sucedido. Volvió la vista a Swa
en señal de pregunta. Ella no tardó en dar una breve explicación del suceso a
los que tanto miraban.
.-Por favor déjennos salir. Ha sufrido un ataque de ansiedad.
Necesita aire.
De pronto, las imágenes del suceso recién acontecido se revelaron
en la mente de Owen y sintió un inmenso frío recorriendo sus venas.
No era él. Había en su interior un monstruo herido por las
aberraciones sufridas en la niñez. Un espíritu doliente que reclamaba justicia
y hacía culpable de su desdicha al matrimonio que lideraba aquella siniestra
bibliotecaria.
Se sintió avergonzado. Mientras agarraba fuertemente la mano de
Swa recorría el camino de salida
pronunciando una única palabra cargada de inmensa amargura. Perdón. Lo siento.
Perdón. Perdón.
Hacía frío. Un viento demoledor congeló aún más su debilitada
voluntad. Solamente podía llorar en silencio. Swa advirtió las lágrimas que
rodaban mejillas abajo en busca de un refugio en el cuello de su jersey.
.- ¡Owen, amor!, no dejaré que esos fantasmas arruinen nuestra
vida. No existen ya. Se han esfumado. No forman parte de nuestros días.- Owen
movía la cabeza en señal de desacuerdo. No podía hablar. Aquel llanto nacía de
lo más profundo de su corazón encogido y maltrecho; destrozado por la
imborrable marca de aquel fatídico destino.
Caminaron lentamente abrazando el gélido viento como si con él tratasen
de borrar lo que acababa de suceder.
La noche había caído demasiado deprisa sobre ellos. Swa recordó al
pequeño Liu con más fuerza que nunca. La terrible infancia del psiquiatra le
llevaba a proteger aún más a su pequeño. Buscó el móvil para poder oír su voz.
Sentía una imperiosa necesidad de tenerle cerca.
Rebuscó en su bolso dándose cuenta de que aquel artefacto se había
quedado sin batería.
Llevaban mucho rato sin cruzar palabra. No quería distraer el
silencio de Owen pero la imperiosa necesidad de comunicarse con el niño le
obligó a pedirle su teléfono.
.-Owen, por favor, déjame tu móvil. Se ha agotado mi batería y necesito
hablar con Liu.
Sin decir nada, callado como quien prefiere el rumor del vacío al
sonido de la palabra, metió la mano en el bolso de su abrigo. No estaba allí.
Lo había perdido.
Posiblemente durante su caída en aquel café.
.-No lo tengo. Debió caerse allí.- Asustado y nervioso trató de
girarse para volver a aquel lugar. Sin
embargo no logró dar apenas unos pocos
pasos cuando se paró rígido como si sus pies se hubiesen clavado en el suelo.
.-No puedo hacerlo. No puedo volver.- Temblaba a la vez que su
frente se llenaba de un sudor amargo y pegajoso que conmovió a Swa.
.-No te preocupes. Iré y yo. Quédate en el coche.-Había llegado muy
cerca de donde tenían aparcado el vehículo.
Owen asintió como un niño lleno de miedo deseoso de recuperar aquel
objeto que contenía la clave de sus desvelos.
.- No puedo perderlo. No puedo. Encuéntralo por lo que más quieras.
Me matarán si descubren que ya no puedo acceder sin el código ásci.
.- Owen no entiendo.
.- Vete, vete rápidamente. No hay tiempo que perder. Nunca podré agradecértelo
bastante.- Y diciendo esto entró en el coche y dejó caer su cabeza sobre el
volante en señal de derrota.
Escuchó como los tacones de Swa repiqueteaban aceleradamente el
pavimento que comenzaba a estar mojado con la densa niebla que parecía
empeorarlo todo.
¿Lo recuperaría? ¿Y si no lograba encontrarlo?(…)